He repetido esta receta dos veces en una semana, la primera no me quedó tan bien la cobertura de chocolate y además las fotos no me convencían nada, por lo que los he repetido porque no quería dejar de poner esta magnífica receta. De pequeña no comía bollería porque nunca me ha gustado la bollería industrial, y por aquel entonces yo no hacía la casera, así que salvo alguna que otra torta de panadería, lo único que me gustaba eran estos triángulos, o en su formato de forma de caracola, que me volvían loca. Así que desde hace tiempo los tenía en pendientes y debo decir que se parecen mucho, pero mucho las cuñas a las originales. Quizás el chocolate varía un poco de sabor, pero lo de dentro, es igual al original. He cogido la receta de los triángulos de Megasilvita, aunque la crema pastelera le he puesto la que yo tengo publicada desde hace tiempo, el chocolate con leche de cobertura que he usado ha sido el de Nestlé Postres.
INGREDIENTES:
Para la masa:
500 gr. de harina de fuerza
205 gr. de leche entera
80 gr. de aceite de girasol
50 gr. de agua
110 gr. de azúcar
10 gr. de sal
25 gr. de levadura fresca
Para la crema pastelera:
4 yemas de huevo
250 ml. de nata (crema de leche) para montar
250 ml. de leche entera
1 palo de canela
Cáscara de limón
40 gr. de Maizena
Para la cobertura:
4 tabletas de chocolate con leche de cobertura
1 cucharada de manteca de cacao
Un trozo de chocolate blanco de cobertura
PREPARACIÓN:
La primera vez hice todo el proceso el mismo día, y al rellenar el bollo a las pocas horas de salir del horno el corte no es tan fácil y los triángulos no quedan tan perfectos. Por lo que la segunda vez lo que hice fue hacer el bollo la tarde antes. También la crema pastelera. Y para el último día dejamos la terminación, es decir, rellenar de crema, enfriar un poco, cortar los triángulos y cubrir de chocolate.
En el bol de la amasadora ponemos la harina, junto con la sal, removemos, y poco a poco vamos añadiendo el azúcar y los ingredientes líquidos, disolviendo en un poco de leche la levadura. Amasamos durante unos diez minutos. Ya veréis que es una masa que se maneja bien. Después del amasado engrasamos un bol con aceite y disponemos la masa en forma de bola. Tapamos con papel film y dejamos hasta que doble su volumen. Una vez pasado el tiempo, 1 o 2 horas. Dividimos la masa en dos, desgasificamos, sacando el aire de la masa y hacemos dos bolas con ella, disponemos sobre una bandeja de horno cada una de ellas, protegida con papel vegetal, y volvemos a tapar, y a esperar de nuevo que doble su volumen. Una vez pasado este segundo levado con la yema de los dedos vamos aplastando la masa hasta conseguir una torta de un dedo de grosor. Volvemos a tapar hasta que doble su volumen.
Introducimos en el horno precalentado a 180º y horneamos durante diez o quince minutos. Dejamos enfriar sobre una rejilla y después podemos tapar bien con papel film e introducir en la nevera hasta el día siguiente.
Preparamos la crema pastelera de la siguiente manera: Se pone a calentar la nata (crema de leche) y la leche (menos un vasito) con el palo de canela, la cáscara de limón y el azúcar. En el vasito de leche fría que se ha reservado, se disuelve la maizena. Cuando la leche empieza a hervir, se retira la canela y la cáscara de limón, se añaden las yemas y se bate enérgicamente. Se incorpora la maizena disuelta en la leche y se vuelve a poner a fuego lento, procurando que no llegue a hervir y batiendo hasta conseguir el espesor deseado.Tapamos y dejamos enfriar a temperatura ambiente, luego llevamos al frigorífico.
A la mañana siguiente abrimos la torta y rellenamos con la crema pastelera, tapamos y guardamos en la nevera durante una hora. Luego sacamos y cortamos en ocho cuñas. Disponemos éstas sobre una rejilla con un plato debajo. Calentamos el chocolate al baño María, añadimos a éste una cucharada de manteca de cerdo para hacerlo algo más líquido. Una vez derretido todo vertemos sobre las cuñas, ayudándonos de una espátula para asegurarnos que se vayan cubriendo por completo. Dejamos enfriar a temperatura ambiente un ratito.
Derretimos el chocolate blanco también al baño María e introducimos en una manga pastelera, con ella vamos haciendo lineas sobre las cuñas. Dejamos que el chocolate se solidifique e introducimos en la nevera.
Duran varios días en perfectas condiciones, aunque están tan buenos que no podréis resistiros. Y si no sois tan chocolateros podéis hacerlos con un poco de chocolate por encima y por los laterales untarle más crema pastelera, como las cuñas que publiqué hace mucho tiempo en el blog.