600 gr de bacalao
1 kg de tomates maduros
Dos cebolletas grandecitas
Dos dientes de ajo
Una guindilla
Sal
Una pizca de azúcar
Aceite de oliva
Ponemos el bacalao a desalar (vea aquí una forma de hacerlo) con suficiente antelación. También puede comprarse ya desalado, si lo prefiere.
Comenzamos preparando la salsa de tomate, que también puede hacerse con anterioridad. Para ello pelamos los dientes de ajo, los picamos finamente y los doramos en una sartén con un poco de aceite de oliva, retirándolos en cuanto empiecen a estar dorados. Reservamos.
Picamos en juliana fina las cebolletas y las pochamos a fuego muy suave en el aceite de freír los ajos. Salamos ligeramente.
Mientras, escaldamos los tomates un par de minutos en agua hirviendo, los refrescamos, los pelamos y los troceamos, retirando las semillas si queremos.
Cuando las cebolletas estén blandas, escurrimos bien y retiramos el exceso de aceite. Añadimos los tomates, espolvoreamos con el azúcar, añadimos la guindilla troceada y sin semillas y los ajos fritos y dejamos que se haga, a fuego muy suave, hasta que haya reducido y tengamos una salsa de tomate espesita.
Escurrimos bien el bacalao, lo desmigamos como si fuéramos a hacer esqueixada y lo añadimos a la salsa de tomate. Mezclamos bien y dejamos que se haga unos ocho minutos.
Emplatamos al gusto y servimos.