Me gustaría compartir algunas reflexiones sobre la realización de compras en las plazas de abastos y tiendas de proximidad frente a las grandes superficies y supermercados. Suelo ir a comprar a
Otro de los inconvenientes que le veo a la plaza, desde mi punto de vista, es que ha perdido esa seña de identidad de tener los mejores productos y al mejor precio, pues esos mismos productos están distribuidos por toda la ciudad y muchos de los puestos de la plaza tienen otra tienda o negocio por la ciudad en la que ponen a la venta el mismo tipo de producto y al mismo precio. Deberían de hacer campañas de información con degustaciones y promociones, así como poner normas para aumentar la transparencia en la información que ofrecen de los productos.
En cuanto a las tiendas tradicionales de la ciudad, estas en los últimos años están padeciendo los efectos de la instalación de las grandes superficies y franquicias, circunstancia esta que se está viendo agravada por la llegada de la crisis, aunque estos comercios compiten con la cercanía al cliente, la calidad y la fiabilidad. El relevo generacional y la adaptación de las técnicas de venta son retos que tienen pendientes para su subsistencia.
Lo que si esta claro es que consumir alimentos de proximidad es apostar por la salud propia, la de la economía local y una mejora de la sociedad; los alimentos que se producen en proximidad son más frescos, ya que suelen recogerse en temporada y en su momento de maduración optimo, puesto que no tienen que hacer grandes viajes para llegar a tu mesa; esto esta en contraposición con los alimentos que provienen de otros países, los cuales se recolectan antes de la maduración para que puedan resistir los largos transportes en contenedores frigoríficos; y por ello no tienen las mismas propiedades alimenticias ni organolépticas (olor y sabor), además de no estar sujetos a los mismos criterios de seguridad en su producción que los producidos por nuestros agricultores y ganaderos.
Es posible que para mantener las características de dichos productos hasta la llegada al supermercado o hipermercado también los hayan sometido a algún proceso adicional (con aditivos, conservantes o estabilizantes) innecesarios cuando compras alimentos de tu zona, los cuales llegan a las tiendas o puestos en su momento óptimo de consumo, con todos sus nutrientes y beneficios para tu salud. No debemos caer en solo comprar mediante la vista y la comodidad.
Los alimentos de proximidad suelen ir del campo o granja al mercado, incluso puedes comprarlos directamente al productor. El agricultor recibe un precio justo por sus productos y compras mejor calidad a precios competitivos, ya que no hay intermediarios que especulan con el valor de los alimentos.
Si los compras en tu tienda, mercado o plaza de abastos puedes comprar menor cantidad y productos de distintos orígenes, a la vez que apoyas el comercio local y agricultores frente a las grandes cadenas nacionales e internacionales. La compra local te da la oportunidad de recuperar sabores de variedades locales que se cultivan en tu comarca y que, dado el poco volumen de producción, su menor tamaño o su aspecto menos atractivo, no puedes encontrar en el supermercado. Tu dinero ayuda a mantener la economía de la zona, manteniendo puestos de trabajo y apostando por las sociedades locales, recuperar el contacto con agricultores y pequeños comerciantes, conocerlos y conocer mejor lo que comemos, valorando donde vivimos.