Me encanta el dulce de membrillo. Si bien es cierto que es muy dulce por si solo, si lo combinas con un buen queso fresco y nueces, resulta un auténtico manjar. También puedes elaborar con él deliciosas tartas como la famosa Pasta Frola argentina que más adelante también os mostraré.
Aún así os digo que con lo golosa que soy yo, disfruto igualmente cortando una porción del dulce de membrillo y comiéndomela con un simple trozo de pan.
El membrillo es una fruta de Otoño y no es usual comerlo crudo ya que resulta demasiado duro y agrio aunque os diré que conozco a una persona que sí lo hace y es mi cuñado, pero necesita tener cerca un vaso de agua ya que se trata de una fruta muy astringente.
La preparación del dulce de membrillo es muy sencilla en su proceso, muy parecida diría yo, a la elaboración de las mermeladas caseras.
INGREDIENTES:
1 Kg. de membrillos maduros (ya pelados y cortados en cuadraditos)
2 manzanas reinetas
800 gr. de azúcar
2 vainas de vainilla vacías (opcional)
ELABORACIÓN:
Lavamos bien los membrillos y las manzanas y los pelamos (con un pelador te resultará mucho más cómodo).
Cortamos en trozos tanto las manzanas como los membrillos.
Ponemos todo junto en una cacerola, la que vayamos a utilizar para cocer la fruta, y añadimos el azúcar. Removemos bien y dejamos tapado, macerando toda la noche, alrededor de 10 ó 12 horas.
Pasado ese tiempo observaremos que el membrillo ha soltado mucho jugo, producto de la maceración y será de hecho en ese jugo en el que coceremos nuestros membrillos.
Añadimos las vainas de vainilla vacías y ponemos la cacerola a fuego fuerte hasta el momento que rompa a hervir. Entonces bajamos el fuego y dejamos que cueza durante 45 minutos aproximadamente. Iremos removiendo de vez en cuando con una cucharada de madera, para evitar que se nos pegue el membrillo al fondo de la cacerola. Ten mucho cuidado ya que las salpicaduras queman mucho.
Iremos observando como el almíbar se va espesando y la fruta va cambiando de color y oscureciéndose y volviéndose de un tono más cobrizo.
Para comprobar si nuestro dulce de membrillo ya está listo, pondremos la cuchara de madera de pie, en el centro de la cacerola y si ésta se sujeta por sí sola es señal de que nuestro dulce no necesita más tiempo de cocción.
Sacamos las vainas de vainilla y trituramos los membrillos con una batidora. Para asegurarnos de que no le falta cocción, cogeremos una pequeña porción con una cuchara y la meteremos unos minutos en la nevera. Si observais que el membrillo se solidifica, es porque ya está listo. En caso contrario vuelve a echar toda la mezcla en la cacerola y deja que cueza un poco más.
Cuando esté listo, untamos muy ligeramente los recipientes donde vayamos a conservar el membrillo con un poco de aceite de girasol, con el fin de facilitar el desmoldado y vertemos nuestro dulce de membrillo dentro de los recipientes.
Esperamos a que se enfríe antes de introducirlo en la nevera.
Una vez frío, pondremos el recipiente boca abajo y con la tapa puesta, bajo el chorro de agua caliente durante un minuto. Secamos el recipiente y pasaremos un cuchillo por los laterales del recipiente. Si ves que todavía no se despega del todo, con mucho cuidado introduce un poco más el cuchillo con el fin de que entre aire entre el dulce y el recipiente y verás como así se desmolda solo.
ALGUNAS ACLARACIONES:
Si quieres que tu dulce de membrillo resulte con un color más clarito, añádele el zumo de un limón mientras lo dispones en la cacerola una vez que lo has cortado. El limón evita que se oxide la fruta y no se oscurezca tanto.
Puedes sustituir las vainas de vainilla por una ramita de canela.
Con las semillas de la vaina de vainilla puedes hacer cualquier otro postre como un Bundt Cake, muffins o un bizcocho a la vez que se cuece tu membrillo. O bien guardarlas en un trocito de papel de aluminio y utilizarlas en otro momento.