Muchos alimentos precocinados tienen entre sus ingredientes esta sal llamada glutamato monosódico. Es un gran potenciador del sabor, que da a los alimentos mayor palatabilidad y muchos piensan que se encuentran en productos que no podemos parar de comer (parece adictivo).
Este aditivo que se encuentra en productos como E-621, induce a un consumo descontrolado de los productos que lo continenen como las patatas fritas y en ocasiones sentimos la necesidad de volver a consumirlos en un corto periodo de tiempo.
¿Cuándo se empezó a utilizar el glutamato monosódico?
El glutamato monosódico se descubrió en 1908, cuando el bioquímico de la Universidad de Tokyo Kikunae Ikeda intentó reproducir el sabor del alga kombu, muy utilizada en la cocina japonesa. De esta forma, aisló el glutamato de esta alga y le añadió cloruro de sodio (sal común).De esta forma logró estabilizar este aditivo y descubrió un nuevo sabor que más tarde, en los años 80 se denominó umami (sabroso en japonés).
¿Dónde encontramos el glutamato monosódico?
Este aditivo se echa en las comidas que se quiere potenciar su sabor. Está presente en alimentos normalmente poco saludables como alimentos precocinados, bollería industrial, patatas fritas precocinadas, sopa de bote, aceitunas, algunos embutidos y lo peor: en muchos alimentos que le damos a los más pequeños: gusanitos, patatas, chucherías, etc.Este aditivo es muy frecuente en la comida oriental, si has ido alguna vez a un restaurante chino sabrás de lo que te hablo.
Para nombrar al glutamato monosódico se utilizan también los siguientes nombres: E-621, ácido glutamático, GMS, MSG, caseinato,…
Podemos encontrar el GMS de forma natural en alimentos naturales como el tomate, queso, carnes, champiñones, espinacas y también en la leche materna.
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¿El glutamato monosódico es seguro para nuestra salud?
El glutamato monosódico es seguro para nuestra salud, si bien es verdad, no es saludable, especialmente por los alimentos en los que se administra. Lo más aconsejable es reducir al mínimo su consumo, es decir, un consumo de forma esporádica, no tendría por qué tener efectos perjudiciales para nuestra salud.El problema es que dándoselo a los niños más pequeños a diario, se acostumbran a un sabor potenciado de ciertos alimentos y creo que no es lo más deseable.
Hay que acostumbrar a los niños a consumir alimentos frescos, alimentos crudos como frutas y ensaladas, que realmente no tienen tanto sabor pero sí son saludables.
Por lo tanto, no hay evidencia científica de que el glutamato monosodico sea perjudicial para la salud si bien, la OMS recomienda reducir su consumo de forma preventiva. Especialmente por que va asociado a alimentos muy poco saludables y además muy económicos.
Es cierto que se ha hablado del síndrome del restaurante chino. Este síndrome se caracteriza por enrojecimiento, dolor de cabeza y sudoración, tras la ingesta de alimentos de restaurante chino en personas sensibles a este aditivo.
Es un aditivo no necesario para nuestra cocina. Especialmente, la cocina mediterránea debe de contener un 70-80% de productos frescos.
Relación del glutamato monosódico y el umami o quito sabor
Los expertos señalan que hay una relación directa entre el llamado umami y el glutamato monosódico utilizado en la cocina oriental.El GMS puro, si se consume sólo no tiene un sabor notable, sino que potencia los sabores de las sustancias que lo rodean.