Hoy toca receta de ésas que todo el mundo, o casi todo, conoce, hasta el punto de que hasta te da un pelín de vergüenza ponerla.
Pero, bueno, mi blog no es otra cosa que mi cuaderno de recetas, en el que, como siempre digo, quisiera que quedaran reflejadas todas las que hago, desde las más complejas a las más sencillitas.
Y, además, estos días necesito acudir a lo menos complicado. No es que este blog sea, precisamente, de cocina excesivamente sofisticada, pero, además, hay temporadas en las que todo se complica, se acumulan tensiones... y uno no tiene tiempo de experimentar cosas nuevas, ni de preparar nada muy elaborado.
Por otra parte, a veces me siento superada por la dinámica que está tomando este mundillo de los blogs de cocina. Y eso que yo siempre he ido por libre, pero, últimamente, veo cosas que no termino de entender. No llego a tantas historias.., y no sé tampoco si quiero llegar, jajaja.
En estas circunstancias... mejor ir a lo fácil y conocido.
¿Y qué hay más sencillo que unas empanadillas?. En este caso, no están las cosas como para ponerme a hacer la masa, así que a tirar de obleas, jajaja.
Eso sí, mi única "especialidad" es que las hago al horno. Entre los kilos de más y la diabetes, siempre ando buscando cómo reducir un poco las grasas y los excesos calóricos (¡quién lo diría, al verme!, jajaja... pero se intenta). Así que procuro sustituir, cuando se puede, la fritura por el horneado.
Y hay algunas cosas, como las croquetas, en las que no consigo yo encontrar ni "el punto" ni la gracia a prepararlas al horno (con lo cual, las sigo haciendo fritas). Pero otras quedan deliciosas y crujientes, como las empanadillas. Es más, quizá me gusten más horneadas que fritas, porque no quedan grasientas.
Y después de esta perorata para justificar la inclusión en el blog de estas empanadillas tan ricas, vamos al grano.
INGREDIENTES
(Para 14-16 empanadillas)
Un paquete de obleas de empanadillas
1 chalota, o 1 cebolla pequeñita
1 pimiento verde italiano
1 pimiento rojo italiano (o, si no lo encontráis, un pimiento morrón)
2 latas de atún en aceite
2 huevos duros.
1 tomate mediano-grande
Aceite de oliva virgen extra (si el aceite de la conserva de atún lo es, podemos utilizarlo para el sofrito)
Sal
1 huevo batido (para "pintar" las empanadillas).
PREPARACIÓN:
Picamos muy finita la chalota o cebolla, y la rehogamos a fuego medio-bajo, con un chorreón de aceite de oliva.
Cuando se vaya poniendo transparente, añadimos los pimientos, picados también en cuadritos muy pequeñitos. Rehogamos también durante unos 8-10 minutos.
Ahora agregaremos el tomate, también picado finito, y la sal. Dejamos que se sofría todo a fuego medio durante 8-10 minutos.
Añadimos el atún escurrido y desmigado, rehogamos unos 2-3 minutos, retiramos del fuego, y añadimos los huevos duros picaditos.
Dejamos enfriar el relleno. Podemos también prepararlo de un día para otro, y rellenar las empanadillas a la hora de comer (es lo que yo hago), o, incluso, congelar el sofrito y descongelarlo cuando lo vayamos a utilizar.
A la hora de rellenar, extendemos las obleas, y colocamos en el centro una cucharada rasa del sofrito.
¡Ojo!, no seáis como yo, que tiendo a rellenar "de más": después, se cerrarán peor las empanadillas, y se saldrá lo de dentro.
Doblamos, y cerramos los bordes, sellándolos con los dedos o marcando todo el borde con un tenedor (las he cerrado de las dos maneras, como veis).
Las colocamos en una bandeja de horno, sobre lámina de silicona o papel de hornear.
Pintamos con el huevo batido. Como sobrará huevo, yo aprovecho para hacer una tortilla pequeña, con algún otro ingrediente (queso, jamón...), y así ya tengo cena o merienda para alguien.
NOTA: Os aseguro que la Silpat está limpia, aunque parezca lo contrario. Lo que pasa es que ya va teniendo una edad, y las láminas de silicona acaban por quemarse. Tengo que comprar otra, jejeje.
Precalentamos el horno, y horneamos a 220º hasta que las veamos doraditas. Quedan más "infladas" y crujientes si están frías al meterlas al horno.
¡Que las disfrutéis, y feliz fin de semana!.