A ver... ¡pues claro que me pongo triste!, pero junto con esos recuerdos llegan otros. Los recuerdos alegres y bonitos que tengo de ella y, curiosamente, como me ocurre con mi madre, siempre nos recuerdo en la cocina, al lado de la estufa de leña, y cocinando. Y es que mi abuela hacía unas cosas de las que todavía recuerdo su sabor. Así que hoy voy a homenajearla con esta receta para que no se quede en el olvido. Solo tardaréis diez minutos en hacerlas y ¡os sabrán a gloria! Aunque, tendréis que doblar las cantidades porque a mí no me duraron ni el postre de la cena.
Ingredientes (4 personas y muy escasa):
* 3 huevos
* 6 cucharadas de azúcar
* harina (suficiente para poder "escribir con la masa"; unas 6 cucharadas)
* más azúcar para rebozar o azúcar glas para decorar
Preparación:
Comenzáis batiendo los huevos con el azúcar en un bol y con un tenedor (como hacía mi abuela) o con unas varillas. Cuando todo esté integrado, vais agregando la harina y mezclándola con los huevos hasta que, al levantar el tenedor y dejar caer la masa, podáis "escribir" sobre ella (lo siento, no hice foto), vamos que se marquen las figuras que hagais sobre la masa.
¡Listo! Ponéis aceite de girasol (o de oliva suave, pero yo prefiero el de girasol, que no aporta sabor) en una sartén y, cuando esté caliente, añadís un par de cucharadas de la masa. Pasado un minutito, o cuando veáis que la masa se dora, le dais la vuelta con un par de tenedores. Otro minutito y fuera. Las ponéis sobre papel de cocina y las espolvoreáis con azúcar normal o glas.
Solo una cosita. Si las freís poco, quedarán con la masa deshecha por dentro, que es como a nosotros más nos gusta porque parece una bomba rellena. Pero si tenéis intolerantes o alérgicos al huevo ¡absteneos y freídlas un poco más! y así os quedarán esponjosas como un bizcocho, pero sin la crema por dentro.
¡Espero que os gusten!