Flan, montañita compacta, de textura ligera, cremosa, hecho con leche, azúcar y huevos, cuajado al baño Maria (porque si se hace directamente al horno se llama leche asada y es por cierto, un postre típico y tradicional de América Latina, todo sea dicho de paso) y que generalmente cuando se sirve en un plato, sacando de su molde suele temblar.
De ahí que se suele decir: tiemblas más que un flan.
Desde el pasado mes de Julio hay en mi vida un proyecto que me tiene ilusionada y agradecida del que de momento no puedo hablar, así me lo han pedido quienes me lo propusieron. Espero emocionada que me den la autorización pertinente para compartirlo no sólo con mi familia y amigos más allegados, también con quienes siguen mi blog; y, como se dice, ésta aventura en la que sin darme cuenta me han embarcado me tiene temblando como un flan.
Así que hoy que me permito un leve y escueto comentario no seré yo quien tiemble, serán los flanes, porque el tema será el “flan”.
Uno de los postres más tradicionales, más caseros y probablemente de los más consumidos en nuestro país, también en mi cocina donde dejo volar la imaginación preparándolos ya sea con frutas, con castañas, con coco, chocolate, café e incluso frutos secos. ¿Y me pregunto, cual es el origen de ésta delicia qué llamamos flan?
He podido leer que los registros más antiguos se remontan hasta la época de la Antigua Roma, aunque existen creencias que su origen es el pueblo griego. Los romanos lo preparaban con miel, espolvoreaban con pimienta y denominaban Tiropatinam; en la Edad Media, éste postre se consumía en la época de Cuaresma y fue entonces por lo visto, cuando comenzó a elaborarse con azúcar e introduciendo el caramelo como elemento exterior para endulzarlo aún más.
Fue en el siglo VII cuando éste postre cambió de nombre, comenzó a conocérsele como “flan” nombre que le pusieron los franceses, proveniente del francés antiguo o probablemente adaptaron el nombre del alemán “flabo” que significa torta u objeto plano.
Ésa receta es la que con pocas variaciones ha llegado a nuestros días, disfrutamos pues de uno de los pocos postres que se elabora de la misma manera desde hace 2.000 años.
Hoy les animo a darle un “toque” especial, tanto de sabor como de colorido, incorporándole frutos de los naranjos que predominan en los valles malagueños, como el Valle del Guadalhorce. Zumo de naranjas, agua de azahar y mermelada de naranja de Coin pá Comerselo dan la alegría y el color al flan en “Mi Cocina?
¿CÓMO LO HICE?
INGREDIENTES PARA CUATRO FLANES:
Cuatro huevos medianos, un vasos y medio de leche, un vaso de zumo de naranja, cuatro cucharada soperas de azúcar (en ocasiones uso el azúcar moreno), una cucharada sopera de agua de azahar, la piel de media naranja.
INGREDIENTES PARA EL CARAMELO:
tres cucharadas soperas de azúcar, una cucharada sopera de naranja y media cucharada sopera de agua.
INGREDIENTES PARA ACOMPAÑAR:
Trozos de naranja, ralladura de piel de naranja y mermelada de naranja.
LOS PASOS A SEGUIR:
Poner a hervir la leche con el azúcar y la cáscara de la naranja. Remover bien y una vez llegue a ebullición dejar cocer un minuto. Colarla y reservar.
Mientras preparar el caramelo:
En una sartén echar el azúcar y el limón, a continuación el agua y llevar a ebullición, con cuidado de que no se queme el azúcar (amargaría en vez de endulzar). Una vez que esté dorado verterlo en los moldes para que se vayan enfriando.
En el vaso de la minipimer echar la leche, el zumo de naranja, el agua de azahar y los huevos y batir.
Echar el batido en los moldes y colocarlos en un recipiente con agua fria de forma que ésta no llegue al borde de las flaneras (baño maría).
Introducirlo en el horno, precalentado a 180º C, aproximadamente cuarenta minutos. Pasado éste tiempo comprobar si está totalmente cuajado. (Se puede pinchar con un palillo, si sale limpio es que está hecho. Incluso por el color, que como verán a continuación se verá totalmente dorado).
Una vez listo, sacarlos del horno y del recipiente del baño Maria y dejarlo enfriar a temperatura ambiente. Guardarlo en el frigorífico una vez frio, tapándolo (yo suelo hacerlo con papel de aluminio). No desmoldar hasta que se vaya a consumir.
Una vez se vaya a presentar acompañar con gajos de naranja, con ralladura de piel de naranja y una generosa cantidad de mermelada de naranja.
El flan de huevo casero tendrá agujeritos si el agua del baño María hierve…por lo que si no llega a hervir el agua en el horno lógicamente no le saldrán agujeros, interiormente no obstante (tenga o no tenga agujeritos) el flan presentará una textura fina y muy suave al paladar.
Feliz Semana Santa. Y si pueden disfruten de Málaga, de sus particulares procesiones, de su arte, de su historia, de su cultura, sus paisajes y como no, de su maravillosa gastronomía.
Fuente: este post proviene de Blog de Mi Cocina Carmen Rosa, donde puedes consultar el contenido original.
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