Aunque tenía pensado publicar otra receta, en cuanto probé estos flanes, decidí que merecían un hueco en el blog de forma inmediata. No se podían perder por nada del mundo. Tenían que quedar a buen recaudo para posteriores ocasiones.
Y es que los preparó mi madre esta semana, después de ver el programa de Canal Cocina “Divinos pucheros”. Le pareció una idea muy sencilla de elaborar, pero al mismo tiempo original, y mucho menos vista que la del flan de huevo tradicional. Solo por mera curiosidad, sin ninguna intención de que fueran a acabar con su propio espacio en mi blog, se puso manos a la obra en cuanto tuvo un ratito.
Como os he comentado en alguna que otra ocasión, mi madre no suele seguir las recetas al pie de la letra. Ella cocina como todas las madres y abuelas, guiándose por “ojímetro”. Así que, aunque se inspiró en la elaboración que vio en la televisión, los acabó haciendo a su manera, de acuerdo a la forma en la que ha hecho los flanes de huevo toda su vida. De ahí que esta receta diste un poco de la original.
Sobra decir que fue ardua la tarea de obtener por su parte una descripción lo más exacta posible de la elaboración y las cantidades necesarias. No fue fácil, pero lo he logrado. He conseguido unas explicaciones lo suficientemente detalladas para redactar el post que hoy tenéis ante vuestras pantallas.
Como siempre, espero que os gusten mucho, que los probéis en vuestras cocinas y me contéis qué os han parecido. En casa han sido un éxito rotundo, y estoy segura de que muy pronto los repetiremos.
Flan de zanahoria:
INGREDIENTES (para unas 4-5 raciones)
4 zanahorias medianas
6 cucharadas de azúcar blanquilla
Zumo de limón
Un bote pequeño de leche condensada (el de unos 370g)
3 huevos M
1 cucharadita de extracto de vainilla
1/2 cucharadita de canela en polvo
PREPARACIÓN
En primer lugar, cocemos en agua (sin sal) las zanahorias, previamente peladas y quitadas las puntas. Cuando estén tiernas (pero no sobrecocidas, dejadles un poquito al dente el interior), las escurrimos, las troceamos y, con la ayuda de una túrmix, las trituramos hasta obtener un puré. Dejamos que enfríen por completo.
Precalentamos el horno a 175ºC.
Por otro lado, elaboramos el caramelo para nuestros moldes. Para ello, en un cazo, añadimos el azúcar con un chorrito de zumo de limón y una cucharada de agua. Calentamos, sin remover, a fuego medio hasta que el azúcar se disuelva y adquiera un bonito tono dorado-ámbar. Retiramos del fuego y, aprovechando que está fundido, lo repartimos por la base y las paredes de nuestras flaneras. Reservamos.
Cuando el puré de zanahoria se haya enfriado, lo trasladaremos a un bol amplio, donde añadiremos la leche condensada, los huevos, el extracto de vainilla y la canela. De nuevo, lo trituraremos todo junto hasta obtener una cremita homogénea.
Repartimos la mezcla entre las flaneras caramelizadas y hornearemos a 175ºC, al baño María, durante unos 30 minutos o hasta que al introducir un palito de brocheta en el centro, salga limpio.
Una vez cocidos, los retiramos del horno y los dejamos enfriar por completo antes de desmoldar.
NOTA 1: Yo os recomiendo dejarlos enfriar a temperatura ambiente (unas 2-3h), de manera que el flan esté firme pero el caramelo aún permanezca líquido y podamos desmoldarlos con más facilidad.
NOTA 2: Desmoldadlos el día en que los habéis horneado pero, para disfrutar de todos sus matices, os recomiendo conservarlos bien tapados dentro de la nevera y consumirlos al día siguiente. Habrán tomado mucho más sabor y estarán aún más deliciosos.