En el caso de estas galletas, si dijera que he sacado la receta de algún sitio mentiría. He cogido las nociones galleteras que tenía y cual prestidigitador he mezclado ingredientes a mi antojo.
Y el resultado ha sido unas galletas pecaminosas. ¿Ya existen? No tengo ni idea, la verdad. La última vez que intenté crear una receta nueva, se me ocurrió mirar en google y claro, ya existía. Así que ya no miro. Si existe bien y si no también, pero estará hecha a mi manera.
Así que vamos al ataque.
150 grs. De mantequilla a temperatura ambiente
150 grs. De leche condensada
1 huevo
400 grs. de harina tamizada
1 cucharadita de extracto de vainilla o vainilla en pasta
La ralladura de un limón.
Azúcar para rebozar
En un bol mezclamos la mantequilla con el huevo, la leche condensada, la ralladura de limón y la vainilla y batimos. Añadimos la harina tamizada y mezclamos hasta obtener una masa homogénea.
Amasamos un poquito con las manos, le damos forma de bola, cubrimos con papel film y la introducimos en la nevera durante 30 minutos.
Ponemos la masa entre dos trozos de papel film y pasamos el rodillo por encima dejando un grosor de medio centímetro más o menos.
Con un corta pastas de la forma que más os guste, cortamos las galletas y las rebozamos con azúcar, presionando muy suavemente para que no pierdan la forma.
Los recortes de masa que os sobren, los volvéis a juntar, hacéis otra bola y le volvéis a pasar el rodillo y repetís la operación hasta terminar con la masa. Si veis que se os calienta demasiado, ponedla en la nevera un ratito.
Horneamos 15 minutos con el horno precalentado a 180º en una bandeja cubierta con papel de hornear.
No conviene que queden doradas, sólo que tengan un poquito de color, sino cuando se enfríen os quedarán ?crujientes?. Y como veréis no he puesto azúcar en la masa, si no serían empalagosas y de este modo quedan perfectas.
Qué me decís ¿Galleteamos?