Como ya comentamos, el hostel donde nos alojamos, el Athen House Hostel, a pesar de ser cutre tenía las ventajas de ser barato (30â?¬ una habitación doble privada con baño compartido) y de estar a sólo 5 minutos andando de el Museo Arqueológico Nacional.
Tiropita antes de entrar al Museo Arqueológico Nacional de Atenas
El edificio en sí es una construcción de estilo neoclásico que tan de moda estaba en el siglo XIX, pero que en esta ocasión armoniza con el carácter de los objetos que se exponen en su interior.
Para mi, el MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL de Atenas es una visita obligada, especialmente si se va a viajar a otros lugares en Grecia. Aquí es donde se encuentran la mayoría de las grandes joyas arqueológicas que se han encontrado a lo largo y ancho del país. Es cierto que en la mayoría de estos yacimientos arqueológicos hay copias idénticas a los originales, que en realidad son suficientes para ayudar a la imaginación a comprender la grandeza cultural, económica, y bélica de esta civilización, pero cuando sabes que es el original, como que te da un cosquilleo por la espalda de pensar que ese objeto físico es el enlace material a miles de años de diferencia entre el soldado que portó ese casco, o el escultor que cinceló esa estatua y tu persona.
Estos son algunos ejemplos de preciosas reliquias de las que más tarde visitaríamos sus emplazamientos originales, pero por supuesto hay mucho más que ver en el museo, de diferentes épocas, estilos y procedencias.
La llamada Máscara de Agamenón que probablemente no sería de Agamenón, pero impresiona la riqueza de los detalles del rostro. Aunque no impresiona menos estar dentro de la tumba donde se encontró la máscara en la ciudad de Mycenas.
Máscara de Agamenón
Obras de la escultura ancestral de las islas Cicladas como el arpista o el flautista. Tened en cuenta que estas esculturas son del año 3.000 ANTES de Cristo, así que tienen unos ¡¡5 mil años de antigüedad!!
El arpista y el flautista de Keros. (Islas Cicladas)
Ritón (vaso para libaciones) con forma de cabeza de toro de la cultura Minóicaen Creta.
Ritón en forma de cabeza de toro.
Kuros del Templo de Poseidón en el Cabo Sunion. Los kouros era estatuillas masculinas que representaban atletas jóvenes y que servían muchas veces como ofrenda votiva en templos, o como monumentos funerarios.
Kuros del Templo de Poseidón
Estatua de Zeus o Poseidón. Esta estatua además tiene un especial interés personal, pues había una réplica exacta en el hall de la facultad donde estudié, por lo que nada más que verla se me llena la cabeza de vivencias y recuerdos de mi propio pasado.
Estatua de Zeus o Poseidón
Torso de un minotauro. Aunque es una copia romana, y está atribuida a Mirón, representa a un símbolo importante de la cultura Minóica en la isla de Creta.
Torso de minotauro.
La estatua de Atenea Varvakeion, que es una de las copias más famosas (aunque mucho más pequeña que la original de 13 metros) de la Atenea Partenos que se erigía en el Partenon y que fue esculpida por Fídias.
Atenea Varvakeion
Fresco de los niños luchando del relativamente reciente escavado yacimiento de Akrotiri en la isla de Santorini.
Fresco de los niños luchando. Akrotiri.
Cientos de vasijas y otros objetos de cerámica de distintas épocas y procedencias que eran parte de la vida diaria de la gente a lo largo de los siglos.
Como ya hemos comentado antes, el Museo Arqueológico Nacional de Atenas tiene mucho más que ofrecer, pero os tocará ir a verlo con vuestros propios ojos si queréis disfrutar de todo lo que encierra. Sólo tened en cuenta que os quitarán las mochilas a la entrada del museo y las guardarán gratuitamente hasta que termine vuestra visita. (¡No perdáis la ficha que os dan! :) ).
Muy cerca del edificio del museo se encuentra la estación de Mavromateon desde donde podemos tomar el bus al CABO SUNIÓN. Son unos 70 kilómetros hasta el cabo, pero dependiendo del tráfico se pueden tardar hasta 2 horas en recorrerlos. Tenemos que asegurarnos de que tomamos la ruta que va por la costa (Paraliako) ya que la que va por el interior tarda más y no vas viendo el mar por el camino.
Dio la casualidad, que mientras nosotros bajamos los escalones del Museo Arqueológico, recibí un mensaje que me informaba de que esa misma madrugada había sido tita por segunda vez, de una preciosidad llamada Aixa. Para dar la bienvenida al mundo a esta criatura decidimos hacer una ofrenda en el templo de Poseidón con una rama de olivo que honrase también a la diosa Atenea para traer su protección en sus primeros días de vida. Esta fue nuestra forma de estar allí con ella y de llevarla con nosotros.
¡Va por Aixa!
Nada más llegar, nos sentamos a terminarnos nuestros tiropitas (pasteles de queso) pues no nos habían dejado comerlos en el autobús, y llevados por el calor y el cansancio decidimos darnos el lujazo de tomarnos un freddo cappuccino en el bar que hay en el mismo cabo. No es algo recomendable a no ser que tengáis muchas ganas, pues son 3â?¬ por cada café, pero la verdad es que estaba buenísimo y nosotros lo disfrutamos mucho.
Freddo Cappuccino en el Cabo Sunion
Nuestra visita se dividió en dos partes. Una primera visita en la que visitamos el Templo de Poseidón que se encuentra en el punto más lejano de la península de Sunion, a unos 60 metros por encima del mar, y como hacía calor, había poca gente y pudimos hacer fotos sin problema. A los que os guste el manga, os acordareis de la historia de general Kanon, Dragón de los Mares, a quién su hermano encerró en una cueva a los pies del templo para castigarle por su intención de asesinar a la reencarnación de Atenea.
Templo de Poseidón en el Cabo Sunión
Después bajamos a bañarnos a una cala pública (no la playa privada llena de sombrillas que se ve desde el templo, si no una pequeñita apartada que se accede bajando el monte saltando el quitamiedos de la carretera). El agua estaba limpísima y de temperatura perfecta, y además de nosotros había sólo 4 personas más.
Cala en el Cabo Sunión
Finalmente, después del bañito, volvimos a subir al Templo de Poseidón, esta vez para unirnos a una multitud que se disponía a observar el atardecer. No tuvimos que pagar de nuevo para entrar, tan solo enseñamos nuestra entrada ya usada. Pero eso sí, avisamos de que íbamos a volver antes de salir, así que, por decirlo de alguna manera se “habían quedado con nuestras caras”.
Fue una puesta de sol preciosa, y yo en mi cabeza intentaba enviar las cálidas sensaciones que estaba experimentando a mi hermana y su recién nacida, deseándoles una feliz vida juntas.
Atardecer en el Cabo Sunion
Atardecer en el Cabo Sunion
Por miedo a esperar el último autobús y que este no llegase, decidimos coger justo el de antes, así que no vimos al sol esconderse por completo en el templo, pero sí en el viaje de vuelta en carretera. El sol se puso rojo sangre y tiñó el cielo de púrpura.
Finalmente llegamos a Atenas, donde nos bajamos directamente en la plaza de Omonia, que estaba a 2 minutos andando de nuestro albergue.
¡Un día redondo! ¿No os parece, Calderer@s? :D
Y estad atentos porque pronto salimos de Atenas hacia las islas. ¡Hasta entonces!
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