Aunque yo no como apenas carne, a mis hijos, que están todavía en edad crecedera, les encanta. Por eso, un día a la semana les preparo una buena hamburguesa casera.
Si compras la carne en sitios de confianza, garantizas que el resultado sea espectacular. Aunque sea un plato por excelencia de la comida rápida o fast-food, hay restaurantes que sirven burgers en su carta, añadiendo acompañamientos más imaginativos y partiendo de una carne de primera.
Como veis el tamaño de la hamburguesa es considerable. Está hecha cada una con 250 g de carne picada de buey 8un poco más que la famosa "media libra" americana).
Para 2 personas:
500 g de carne picada de buey
250 g de queso provolone (lo venden también en lonchas gordas listas para consumir)
250 g de champiñones
1 tomate
canónigos
sal y pimienta
una pizca de aceite de oliva
Se preparan las hamburguesas, salpimentando la carne, mezclándola con las manos y haciendo dos hamburguesas hermosas, aplastando bien el filete.
Se pone en una sartén un poco de aceite de oliva y se saltean los champiñones lavados y cortados en láminas. Dejadlos a vuestro gusto, menos hechos o bien esperando a que suelten el agua de vegetación y haciendo que se pongan más marrones.
Se coloca el provolone en una fuente o plato apto para horno y se deja derretir al horno, espolvoreando on orégano. Yo lo hice en el microondas un minuto y medio o dos minutos.
Se calienta la plancha o sartén y, con la plancha fuerte se hacen las hamburguesas pintadas con aceite de oliva.
Es mejor dejar cada lado que se haga, teniendo paciencia, y no tener que estar dando vueltas todo el rato a la hamburguesa.
Al cabo de un rato se da la vuelta a la carne y se deja que se haga por el otro lado.
Se sirve de inmediato poniendo la hamburguesa sobre un panecillo ligeramente tostado, cogiendo un poco de queso con una cuchara y poniéndolo por encima y coronando con los champiñones.