Esta hermosura de hojaldre que oculta un tierno y sabroso solomillo entero con una farsa de champiñones es lo que se denomina Solomillo Wellington.
Pese a que es una receta híperfrancesa por sus ingredientes (el hojaldre se preparó por vez primera en Francia en el siglo XVIII, lleva foie en su receta original y chalotas en la farsa), los ingleses le dieron este nombre tan patrio del general que venció en la Guerra de la Independencia y en Waterloo.
Se cree que el duque de Wellington no era el cocinero, sino que preparaban este plato en sus recepciones para agasajar a sus invitados y porque era muy de su gusto. También el nombre puede venir del color y la forma parecida a las botas de montar llamadas Wellington.
El caso es que este plato "viejuno" es uno de los clásicos que hay que preparar o comer alguna vez en la vida. Cuando era niña, recuerdo que mi tía Carmina lo hizo en alguna ocasión en Navidad.
He elegido la versión del chef británico Gordon Ramsay, pero Arguiñaño la tiene igual pero con foie. Inicialmente compré foie para untar el solomillo, pero a última hora decidimos suprimirlo.
Hoy, el plato lo ha preparado íntegramente mi hijo Nacho (salvo los dibujos en el hojaldre, pues él de pintura anda justito... jajaja) con mi supervisión, ya que estoy convaleciente de una intervención en el pie y no puedo permanecer en pie en la cocina.
Le ha salido de lujo, así que, ya tengo sucesor designado en mi cocina. Además, lo comimos en Navidad y resultó un plato de lujo. ¿Os atrevéis con este platazo? Ya veréis como no es tan difícil y el resultado compensa claramente el esfuerzo.
Para 6-8 raciones:
1 solomillo de vaca o ternera como de 1 Kg o un poco más
1 lámina de hojaldre alargada (o 2 si la pieza de solomillo es muy grande)
2 cebolletas (la receta original lleva chalotas, pero no tenía en ese momento)
600 g de champiñones frescos
1 copita de vino
200 g de jamón serrano en lonchas muy finas
2 cucharaditas de mostaza de Dijon
100 g de foie gras de oca o de pato
aceite de oliva
1 huevo batido para pintar el hojaldre
sal y pimientaSe empieza limpiando bien el solomillo de la poca grasa que pudiera tener y de la telilla que recubre la pieza de carne.
Se recorta la punta para que quede el tamaño rectangular adaptable al hojaldre. Se espolvorea una tabla con sal y pimienta y se pasa el solomillo por ella, deslizando por todos los lados para que se impregne bien.
Se calienta aceite de oliva en una sartén grande y cuando esté bien caliente se dora el solomillo por todos sus lados para que se selle bien su superficie. Se reserva.
Se pican muy finas las dos cebolletas y se ponen con una pizca más de aceite a pochar en la sartén donde hemos dorado el solomillo. Se limpian bien los champiñones, se filetean en láminas y luego en trozos muy pequeños. Se añaden a la sartén de la cebolla con una pizca de sal y pimienta.
Se baja el fuego y se deja que los champiñones suelten todo el agua. Se agrega la copita de vino a la farsa y se deja que reduzca. Esta preparación se llama duxelle.
Se precalienta el horno a 200º C con calor arriba y abajo.
Se extiende un papel de film en la encimera. Se desenrolla el hojaldre y se dispone encima. Se Colocan las lonchas de jamón serrano por encima.
Como yo no puse foie, untamos la mostaza directamente en el solomillo. Si le ponéis foie mejor untáis con foie el solomillo y pintáis con mostaza el jamón.
Se añade la mezcla de champiñones y cebolla encima del jamón.
A continuación se coloca el solomillo encima y, apretando a la vez que enrollando, se va envolviendo el solomillo dentro del hojaldre. El papel de film ayuda mucho a hacerlo mejor y a apretar.
Se sella por los lados o se puede ayudar de un tenedor. También podéis utilizar recortes de otra lámina de hojaldre para rematar los extremos. (Es casi una escultura de escayola... jajaja).
Se retira el papel de film y se pone en una bandeja de horno encima de un papel de hornear. Se pinta toda su superficie con huevo batido y se hacen los dibujos como si fuera una espiga de trigo. También se puede decorar con tiras de hojaldre muy finas haciendo un enrejado.
Se introduce en el horno y se hornea durante 25 minutos, aproximadamente. Debéis ver el punto de dorado del hojaldre, pero a la vez no tenerlo mucho en el horno pues el interior del solomillo debe quedar sonrosado.
Se come recién sacado del horno acompañado de puré de manzana y de salsa, si se desea. Esta vez lo comimos así, sin salsa, pues resulta muy jugoso con las setas y la cebolla.
Se acompaña de un buen tinto y ¡se disfruta!
Al día siguiente, más asentado, presentaba este aspecto y estaba aún muy jugoso: