El concepto “comida rápida”, un estilo de alimentación donde la comida se prepara y se sirve para consumir preferentemente a pie de calle o en establecimientos especializados, donde una de la característica más importante es consumir sin el empleo de cubiertos, no necesariamente tiene que ser sinónimo de “comida basura”.
En muchísimos países, sobre todo orientales es tradicional, habitual y de lo más normal encontrar puestos callejeros y comer en la “calle”, éste concepto propiamente dicho no tiene mucha tradición en nuestra cultura, los españoles seguimos prefiriendo el tapeo en bares y terrazas, pero sí hemos de reconocer que quizás debido a la globalización desde hace años se va asentando ése tipo de comidas llamadas “rápidas” en nuestras costumbres gastronómicas, a través de establecimientos especializados, llámese pizzerías, hamburgueserías, shawarmas, etc que proliferan y se asientan de forma ya casi masiva en nuestras ciudades.
Aunque en Europa, ya en la antigua Roma existían y se servían en puestos callejeros “panes planos” con aceitunas, la comida rápida apareció como tal durante las guerras napoleónicas, en el siglo XIX, cuando los mercenarios cosacos del ejercito ruso en Francia, solicitaban en los restaurantes que se les sirviera urgentemente, mencionando repetidas veces la palabra “bistró” (en ruso bystro, significa rápido), desde entonces los restaurantes franceses Bistro, se quedaron con ésta denominación.
Hoy en día, la comida rápida más conocida y la que mas se asocia con ése estilo gastronómico, son las hamburguesas, que la identificamos con un país, Estados Unidos, donde el “fast food” es un estilo de alimentación; las hamburguesas junto con el fried chicken (pollo frito), el hot dog y la tarta de manzana forman parte del conjunto de alimentos más conocidos de los estadounidenses.
El origen de las hamburguesas, según he podido leer, se encuentra en los primeros colonos de tan hermoso país, que comenzaron a preparar un plato de carne con pan, al estilo de Hamburgo, ciudad del norte de Alemania, donde curiosamente las hamburguesas no se considera una comida de origen local, sino una moda procedente de EEUU. En realidad, el bife hecho con carne molida y huevo fue creado a comienzos del siglo XVIII por marineros alemanes, precisamente en el puerto de Hamburgo, desde allí, los emigrantes que partieron dos siglos más tarde lo llevaron hasta los Estados Unidos, sobre todo hasta Nueva York, donde surgió la costumbre de hacer con él un emparedado que se llamó hamburger.
Y fue con este nombre que el antiguo bife de los marineros de Hamburgo volvió a Alemania, a Europa, donde al igual que en el resto del mundo, una hamburguesa se ha convertido en el icono de la llamada “comida rápida o basura”, que vuelvo a insistir, no tiene por qué ser una forma negativa de alimentación. Máxime si se prepara una hamburguesa, como la que yo he hecho en “Mi cocina”: hamburguesa de carrillada ibérica al vino tinto, con bacon y huevo frito.
¿Como lo hice?
Preparar las carrilleras:
En una cacerola con un chorreón de aceite de oliva virgen pochar a fuego lento una cebolla mediana y dos o tres dientes de ajos cortados en trozos pequeños.
Pasado unos minutos incorporar las carrilleras y remover hasta que junto con las cebollas y ajos estén doraditos. Salpimentándo todo el conjunto previamente.
Agregar dos vasos de vino tinto (usé Ribera del Duero) y un vaso de caldo de carne (usé caldo del puchero, pueden ver la receta en primeros platos o en el buscador del blog).
Llevar a ebullición y dejar cocer a fuego lento hasta que la carne esté tierna y la salsa haya reducido. Reservar.
En una sartén con un poco de aceite de oliva virgen (sigo usando de Riogordo, Málaga) freir un huevo procurando que la yema quede durita, para ello, aconsejo que una vez se incorpore el huevo a la sartén se realice cuando aún el aceite está frio y se rompa la yema con la espumadera.
Mientras poner una plancha bien caliente, con unas gotas de aceite y pasar por ella dos tiras de bacon ibérico hasta conseguir que estén crujiente.
Para montar la hamburguesa:
Impregnar las dos partes del pan (suelo usar una conocidisima marca, tamaño grande) con la salsa de la carrillera.
Trocear la carrillera y colocarla en la base del pan, encima el bacon y por último el huevo frito. Acompañar con unas patatas fritas.¡¡ Buen provecho !!
Disfruten de éstos días de Semana Santa, si pueden en Málaga, donde ya florece la primavera.
Malaga se impregna con el olor al mar, junto con olor a azahar, rosas, claveles y jazmines, como los que pintó mi suegro en éste precioso cuadro. “Mi cocina”, vuestra cocina queda cerrada virtualmente hasta el próximo Lunes.