En inglés, si se dice de algo que es “a piece of cake” (normalmente una situación o una tarea) es que es muy fácil de hacer, significa que no requiere esfuerzo por tu parte. Por ejemplo, puedes decir “cooking is a piece of cake!” (¡cocinar es fácil!).
“A piece of cake” es una expresión muy común. Tanto como su gemela en castellano, pues la traducimos por “es pan comido”. Su significado se basa, metafóricamente, en que algo es tan sencillo como disfrutar del acto de comer un trozo de pastel.
Pues sí, comerse un pastel no sólo es fácil y apetecible sino que, además, puede aportar beneficios.
Muchos nutricionistas están de acuerdo en que comer tartas y pasteles no es aconsejable en general. Sin embargo, la única razón detrás de esta conclusión es el hecho de que los pasteles son dulces. Como tal, los expertos suponen que son un riesgo para la salud. Pero muchos pasteles y tartas se preparan con ingredientes que contienen diversos nutrientes que pueden tener numerosos beneficios para la salud.
Algunos de los principales beneficios de comer pasteles podrían ser:
Los carbohidratos son una de las principales fuentes de energía en muchos alimentos. Y los pasteles generalmente se preparan mezclando harina y azúcar, que son excelentes fuentes de carbohidratos. Además de eso, las grasas presentes en los pasteles también son buenas fuentes de energía. ¡SIN ABUSAR!
Además de proporcionar energía a nuestro cuerpo, los dulces también nos pueden proporcionar una cantidad de proteína de calidad. Los pasteles contienen leche y huevos, que son algunas de las principales fuentes de proteínas. Y la leche contiene calcio que mejora la funcionalidad de los huesos y los dientes.
Algunos pasteles llevan frutos secos como almendras, nueces de anacardo, etc. y son una gran fuente de vitaminas y hierro.
Las tartas o pasteles que contienen frutas, como frutas del bosque, piñas y manzanas, también son una buena fuente de fibra. Los alimentos ricos en fibra pueden ayudar a nuestro cuerpo a tener un mejor sistema digestivo. Algunos pasteles incluso se hacen con zanahoria, y las zanahorias también contienen mucha fibra. Por lo tanto, consumir pasteles con frutas nos puede ayudar a aumentar los niveles de fibra en nuestro cuerpo, mejorar la digestión y minimizar el riesgo de enfermedades del corazón.
Pero lo más importante es que los dulces te alegran la vida. Los dulces mejoran nuestro humor y nos producen sensación de bienestar.
Francisco Grande Covian, médico e investigador, trabajó principalmente en el campo de la bioquímica y nutrición, asturiano aficionado a comer bien, buen gourmet, siempre defendió que se puede comer de todo con moderación; él decía que no hay ningún alimento excesivamente bueno ni ninguno excesivamente malo…
Siguiendo el principio de Francisco Grande Covian, hay que “comer de todo, poco y bueno”. Este principio también sirve para los dulces ya que el abuso puede tener consecuencias sobre la salud. La elevada concentración de azucares simples que llevan estos alimentos favorece la aparición de caries, ocasiona problemas de exceso de peso, aumenta el riesgo de desarrollo de diabetes y contribuye a reducir la concentración de nutrientes en la dieta.
Una vez al año no hace daño, reza el refrán. El inconveniente es que comer postres dulces de todo tipo, desde pasteles y tartas hasta natillas y flanes, o bombones, es más frecuente en la dieta de lo que pensamos. Disfrutemos cuando los comamos y procuremos comerlos en pocas ocasiones. Y mejor elaborar los dulces en casa ya que así sabemos con qué los preparamos.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que el consumo de azúcar no supere el 10% de las calorías que ingerimos diariamente. Ya, pero ¿cómo lo calculamos? Pues para una dieta de 2000 calorías al día, la OMS dice que no deberíamos tomar más de 50 gramos diarios de azúcar. El problema es el azúcar que no somos conscientes que ingerimos y que está presente en muchos productos alimenticios industriales (y no solamente dulces) como pan de molde, salsas, embutidos, bebidas, etc.
50 gramos de azúcar al día dejan margen para no sentirnos culpables si echamos azúcar al café e incluso nos podemos permitir preparar postres caseros sabrosos y saludables, sobre todo si reservamos los dulces para el fin de semana u ocasiones especiales. Entre esos postres que ni siquiera la OMS se atrevería a decir nada en contra, están las magdalenas, la tarta de manzana, la tarta de melocotón, de fresas, etc.
A muchas recetas de postres se les puede reducir la cantidad de azúcar, muchas veces excesiva, en un tercio e incluso a la mitad. Otra alternativa a tener en cuenta es la fruta, rica en azúcares naturales, que permite preparar postres dulces sin recurrir al azúcar.
No renunciemos a los postres dulces pero dejémoslos para fines de semana y/o ocasiones especiales.