Los primeros pensamientos fueron de desconcierto... Después, bicheando por la red, encontré bizcochos, galletas... Pero ¿con estos calores? Hasta que pensé que ya que había empezado la temporada con un par de helados (aquí) era una buena idea buscar un helado diferente... Pues este fue el resultado.
Con un poquito de Té Chai que había comprado durante el invierno y cuatro cosinas más que había por casa ¡voilà! El sabor me sorprendió muchísimo, así fresquito, convertido en helado es absolutamente delicioso... Fragrante, con todas las especias... mmmmmm!
El té chai, que tiene un origen indio, y ya sabéis que a mí me vuelve loca este país, no es más que un té (verde o negro) que se prepara aromatizado con especias, así que según dónde lo compremos o si preparamos nosotros la mezcla puede variar la cantidad de cada una. Habitualmente lleva cardamomo, canela, clavo, jengibre, anís estrellado... Muy aromático. Todos estos sabores se funden armoniosamente en el helado así que el resultado es espectacular, no dejéis de probarlo.
Como siempre, os recuerdo que yo hago los helados sin heladera, así que no tengáis ni un poquito de miedo a los helados caseros. Simplemente necesitan atención y cariño. Como todo, ¿no?
Helado de Chai Latte
Ingredientes:
500 ml de leche entera.
500 ml de nata (crema de leche) para montar (35% materia grasa)
150 g de azúcar.
50 g de azúcar invertido (se puede sustituir por miel o por azúcar normal).
1 cucharadita de esencia de vainilla.
6 cucharaditas de té chai (yo uso a granel, pero se pueden utilizar bolsitas de té chai, yo creo que 5 serían suficientes, depende de cómo nos guste).
4 huevos enteros.
Elaboración:1. Poner a calentar la leche con 250 ml de nata (crema de leche), la esencia de vainilla, el azúcar normal y el azúcar invertido, removiendo suavemente para que se disuelva el azúcar.
2. Cuando esté a punto de hervir, retirar del fuego y añadirle el té, o las bolsitas de té, y dejar infusionar durante media hora. Al cabo de ese tiempo, retirar las bolsitas de té, o colar la mezcla. Dejar templar 15 minutos más.
3. En un bol batir bien los huevos, y añadirle poco a poco la mezcla anterior. Ponemos otra vez a fuego suave, removiendo constantemente, hasta que se espese, adquiere la textura de unas natillas.
4. Poner de nuevo en el bol y añadirle el resto de la nata (crema de leche) fría.
5. Vertemos en el recipiente en el que vamos a hacer el helado. Primero lo dejamos templar a temperatura ambiente, y luego lo introducimos en el frigorífico hasta que se enfríe completamente.
6. Empezamos entonces el proceso de convertir esta crema en helado. Introducimos nuestro recipiente en el congelador durante una hora. Al cabo de este tiempo, removemos bien para romper los cristales de hielo que se puedan haber formado. Seguimos removiendo cada media hora, hasta que adquiera la textura adecuada, aproximadamente hasta las 4 horas.
7. Reservamos en el congelador hasta el momento de servir, muchas veces mejora dejándolo hasta el día siguiente, ya que damos tiempo a que el helado se asiente.
Como siempre, no olvidéis pinchar en el logo del desafío, para ver todas las recetas que mis compañeros han preparado utilizando té como ingrediente.