Hay una diferencia muy clara entre la risa y la sonrisa, entre reír y sonreír. La risa sale de forma natural y, a veces, de forma precipitada, fruto de alguna situación improvisada. En cambio la sonrisa es una actitud ante la vida. O al menos lo es para mí. La risa se provoca, la sonrisa es un estado físico.
Por lo visto, ahora toca darle importancia a la risa. Incluso hay terapias de "risoterapia". No dudo que tendrán un fundamento clínicamente justificado y que serán beneficiosas para la salud, pero no me imagino la cantidad de imbecilidades que tendría que hacer una persona desconocida para provocar una carcajada mía. No lo entiendo. Lo bueno de la risa es su espontaneidad. No se puede prevenir.
Yo me conformo con la sonrisa. Con la propia y con la ajena.
Si reviso fotos antiguas tengo que reconocer todo lo que he ido cambiando en estos años. Mi cara tiene más arrugas y ya no me parezco tanto a aquella niña tan "morenita", que es como siempre me llamaba mi padre. Si, la verdad es que he ido cambiando, pero lo único que no ha envejecido es mi SONRISA.
#COCINA UNA SONRISA. Esta es la propuesta que Manu Catman nos sugiere para participar en el concurso organizado para celebrar el 3º aniversario de su blog, Cocinando con Catman. La verdad es que sólo las personas especiales pueden hacer una propuesta de este tipo.
Querido Manu, me has hecho un regalo tremendo con esta sugerencia que tanto se acerca a mi forma de ser. Me temo que yo sonrío en exceso. ¡Qué conste que no me quejo! Y cuando no lo hago es que estoy verdaderamente mal. Es imposible disimular.
Has introducido las sonrisas en la cocina. En la mía habitan ya desde hace muchísimo tiempo. Cocinar me da buen rollo, y más todavía si lo hago acompañada.
A veces, cuando uno de mis inventillos gastronómicos sale bien, la amplia sonrisa da paso a un patético baile de saltitos y gritos exagerados. Esas son mis sonrisas cocineras y, cuando aparecen, siempre vienen acompañadas de un momento de celebración. Comienzo la sesión de fotos mientras los vecinos van llegando. Tengo un grupo de ?testers? que se turnan en probar y dar su opinión sobre mis recetas. La verdad es que en mi edificio me hacen la ola.
No os lo vais a creer pero esta receta ya la he repetido 3 veces. ¿Por qué? Muy sencillo: soy incapaz de quedarme quieta esperando a la puerta del horno el tiempo necesario para evitar que algo se queme. Quizás por eso no me gusta tanto la pastelería.
Siempre me digo a mi misma: ¡vamos, me da tiempo a ir a la habitación y preparar las cosas para mañana! Pero luego me ataca el síndrome del despiste y me enredo con otra cosa. Y así sucesivamente hasta que se oye una voz muerta de risa diciendo: ¡MAMÁ, SE HA VUELTO A QUEMAR. QUÉ "PRINGUI" ERES! Y también entonces nos partimos de risa celebrando los desastres en la cocina.
Bueno, pues después de tres intentos de la misma receta, y sus tres sesiones fotográficas correspondientes, os invito a probar este estupendo HELADO DE MELOCOTÓN CON CRUMBLE DE AZÚCAR MORENO Y CANELA.
INGREDIENTES HELADO:
340 gr. de melocoton sin hueso
130 gr. de azúcar
180 gr. de nata (crema de leche)
Pelar los melocotones y poner en un recipiente junto con el azúcar y la nata (crema de leche). Batir bien hasta conseguir un puré homogéneo. Mantecar en la heladora y luego pasarlo a un recipiente para meterlo en el congelador.
INGREDIENTES CRUMBLE:
140 gr. de harina
70 gr. de azúcar moreno
65 gr. de mantequilla
1 cucharada de canela en polvo
un puñadito de almendras
un pelín de sal
Poner en un bol la harina, el azúcar moreno, la canela, la sal y unas cuantas almendras tamizadas con la minipimer. Remover bien todos los ingredientes. Añadir la mantequilla en trocitos y mezclar bien con las manos hasta conseguir una pasta muy arenosa. Colocar sobre un papel siliconado en la bandeja del horno, estirarlo bien e introducir a 180ºC el tiempo necesario para que se tueste un poquito.
Aquí es donde os aconsejo estar atentos, ya que a mí me ha costado tres intentos. Por último, solamente hay que dejar enfriar el crumble y deshacerlo con los dedos. Servir el helado y añadir al gusto la cantidad de miguitas de cumble que se quieran.
Y ésto es todo. ¿Os ha gustado?