¿A quién no le gusta un rebozado? Esa capa crujiente que envuelve a algunos alimentos y que hace que nos volvamos locos por comer una y otra vez...
Seguro que alguien me dirá, a mi no me gustan, o, eso engorda mucho...pues si, tiene que haber de todo en la viña del Señor, pero lo cierto es que a la mayoría de las personas nos encantan los alimentos rebozados, sean los que sean, porque esa es una ventaja de esta técnica, hace que todo te parezca más rico.
Hoy os traigo un rebozado especial, yo lo he usado en esta ocasión para rebozar unos riquísimos langostinos en gabardina, que se llaman así por esta cobertura crujiente, pero nos vale también para rebozar verduras por ejemplo.
Es una pasta que queda muy crujiente, lo vais a comprobar en esta receta tan famosa de los langostinos en gabardina, que seguro que habréis probado alguna vez en algún bar, porque es una de las tapas más típica de nuestros bares.
INGREDIENTES:
1 diente de ajo
1 puñado de hojas de perejil
½ cucharadita de sal
150 ml de gaseosa (puede ser cerveza)
½ cucharadita de colorante alimentario
125 gr de harina
½ sobre de levadura química
18 langostinos
Aceite de oliva suave para freír
PREPARACIÓN:
Pelamos los langostinos dejando solo el final de la cola, para sujetarlos mejor.
En un bol ponemos la harina y la levadura y mezclamos.
En el vaso del mortero machacamos el ajo picadito con las hojas de perejil y la sal, nos quedará como una pasta. Le añadimos la gaseosa y removemos.
Agregamos esta mezcla a la harina con la levadura y removemos. Echamos el colorante y mezclamos todo muy bien hasta tener una pasta espesa pero no demasiado. Dejamos que repose en la nevera una media hora.
Bañamos los langostinos en la masa, cogiéndolos por la cola y freímos en abundante aceite caliente hasta que estén dorados.
Hacemos una pasta machacando un ajo, hojas de perejil y sal en el mortero.
Añadimos la gaseosa y mezclamos.
En un bol hondo y no muy grande, ponemos la harina con la levadura y la mezcla de gaseosa, ajo, perejil y sal. Añadimos el colorante.
Mezclamos bien, nos quedará una pasta espesa pero no demasiado. Dejamos en la nevera que repose un rato.
Pelamos los langostinos dejando la cola, para sujetarlos bien.
Bañamos los langostinos, sujetándolos por la cola que dejaremos limpia.
Y los freímos en abundante aceite de oliva. Bien caliente. Yo lo hago en la freidora, así mantiene siempre la misma temperatura. Los dejamos sobre papel absorbente para que escurran el exceso de aceite.
Y ya solo nos queda disfrutarlos en caliente con una cervecita bien fresca.