La primera vez que hice el arroz con leche en la Crock-Pot de 1,5 litros me salió riquísimo pero demasiado caldoso...
Y, como ya sabéis, que en esta casa no se tira nada pensé que con lo sabrosa que estaba esa leche sobrante sería perfecta para hacerla frita y así lo hice siguendo la receta de María Luisa García en su libro "Platos típicos de Asturias".
Siempre que veo este postre tan rico no puedo evitar acordarme de cuando era pequeña. Como he comentado más de una vez, era una horrible comedora. De las pocas cosas que me gustaban eran las croquetas (¡y me siguen entusiasmando!). En una ocasión fuimos de visita a casa de un familiar; al entrar en la cocina tenían una bandeja con leche frita, que yo creí que eran croquetas...Me ofrecieron y no pude negarme, ¡unas croquetas vienen bien en cualquier momento! Y qué decepción la mía cuando mordí aquello esperando encontrarme una sabrosa bechamel y lo que había era algo indescriptible dulzongo. No recuerdo si me la comí o la escupí, pero aún puedo recordar con exactitud el sabor de aquella leche frita.
Afortunadamente, el paso de los años me ha hecho menos "rarita".
INGREDIENTES:
Leche: 500 mililitros.
Yemas de huevo: 3.
Maizena: 2 cucharadas.
Azúcar: 4 cucharadas.
Cáscara de 1 limón.
Huevo: 1.
Pan rallado.
Aceite de oliva virgen extra.
ELABORACIÓN:
Ponemos a calentar 420 mililitros de leche con la cáscara de limón y el azúcar. Lo dejamos que hierva lentamente durante 5 minutos.
En los 80 mililitros de leche restantes desleímos las yemas de los huevos y la maizena.
Cuando la leche haya hervido durante los 5 minutos añadimos la mezcla anterior y, sin apartar el cazo del fuego, removemos sin parar durante 5 minutos.
Echamos la mezcla en una bandeja y dejamos que se enfríe.
Una ves fría, cortamos las porciones y las empanamos pasándolas primero por un huevo batido y después por pan rallado.
Calentamos abundante aceite en una sartén y las freimos hasta que estén doradas.
Las escurrimos colocándolas en un plato cubierto con papel de cocina.