Para hacer más agradables los encuentros diarios alrededor de la mesa podemos tener en cuenta los siguientes consejos:
Las personas que comparten mesa conmigo son importantes para mí
Comer es un acto social que favorece la comunicación. Suele ser el momento del día en que se reúne la familia o los compañeros de trabajo. Evitemos, pues, que el exterior invada nuestro espacio privado, mediante la televisión, la radio o el teléfono. Es difícil la comunicación y disfrutar de una buena conversación si se oye ruido de fondo, si los comensales están frente a una pantalla o atienden llamadas telefónicas. Hoy en día es un acto de coraje apagar el televisor o el móvil pero el esfuerzo merece la pena. Las personas que están con nosotros lo apreciarán como una muestra de interés y respeto hacia ellas.El tono de voz nos delata
Hablar muy alto, gritar, reírse a grandes y sonoras carcajadas o discutir no es señal de una educación refinada, precisamente. Deberíamos mantener un volumen muy moderado y, sobre todo, nunca perder el control de nuestras reacciones en la mesa, ni por alegría ni por ira. Podemos reír discretamente durante la comida, pero siempre procurando taparnos la boca, y nunca llegar a mostrar los alimentos masticados a punto de ser engullidos.Compartimos mesa...
...y, por lo tanto, esperaremos a que todo el mundo esté servido para empezar a comer. Si hay una ensalada o cualquier alimento servido en una fuente, no se puede picar. Los huesos de las aceitunas nunca se dejan sobre el mantel, tampoco en un cenicero. Lo correcto es dejarlos en el propio plato. El panecillo del pan se coloca a la izquierda por lo que debemos tener cuidado de no "robar" el pan de nuestro comensal de la derecha.La forma de sentarse
La única forma correcta de sentarse es adoptando forma de 4: los dos pies en el suelo, piernas sin cruzar, espalda recta y cabeza alta. Los codos deberían quedar fuera de la mesa, pero podemos apoyarnos en ella con el antebrazo. Tanto al hablar como al cortar los alimentos o comer, debemos procurar no levantar el codo para no molestar a nuestros vecinos. Los hombres pueden ayudar a sentarse a las mujeres, si estamos en una situación formal.Cuidemos todos los sentidos
Cuando comemos, el sentido del gusto es esencial, entre otras funciones, para distinguir los alimentos en mal estado. Pero no podemos olvidar el papel de los demás sentidos. El olfato nos abre el apetito y refuerza el sabor, aparte de ser una señal de alerta. El tacto nos permite distinguir texturas en los alimentos. ¿Y el oído? Nos permite disfrutar de las conversaciones. Pero puede ser un receptor de sonidos muy desagradables, tanto del exterior como producidos por los comensales: ruido al manejar los cubiertos, chasquidos, eructos, sonidos de satisfacción, repicar de los dedos en la mesa, etc.Servir a los demás y a uno mismo
La cortesía se demuestra con la atención que tenemos hacia los demás. A la hora de servirnos, primero ofreceremos la fuente a nuestros compañeros de mesa. De igual manera, ofreceremos la bebida primero a los vecinos y, en último lugar, nos servimos nosotros. Es de buena educación ofrecer también las vinagreras u otros utensilios de la mesa antes de usarlos nosotros. Importante: si algo en la mesa nos queda lejos, no pasaremos el brazo por delante de nuestro compañero, invadiendo su espacio personal, sino que solicitaremos por favor que nos lo acerquen.
Levantarse de la mesa
Toda la vida hemos visto a la madre de familia levantarse constantemente de la mesa porque tenía que retirar los platos, servirlos, retirar el guiso de los fogones. En una casa donde no había servicio, siempre era la mujer quien realizaba estas tareas. Los cambios de rol en nuestra sociedad conllevan cambios en las costumbres diarias. En muchas familias se establecen turnos para poner la mesa, incluso para quitarla. Pero pocas veces para servir, lo que sería altamente recomendable para llegar a un auténtico equilibrio y para que los más jóvenes aprendan las pautas básicas de conducta. Tanto niños como adultos no deben levantarse de la mesa si no es para ayudar en las tareas. Abandonar la comida sin motivo, aunque sea momentáneamente, es una falta de respeto hacia los demás. Cuando comemos, nos abstenemos de ir al baño o de realizar cualquier otra actividad que nos aleje del grupo. Si, por algún motivo, tenemos que levantarnos, es necesario excusarnos y regresar lo antes posible.
Las buenas maneras en la vida diaria son imprescindibles para una buena convivencia y para que todos los actos familiares y sociales del día resulten plácidos y agradables. No es difícil integrarlas en nuestros hábitos si somos capaces de apreciar los beneficios que nos pueden aportar en nuestras relaciones y cómo pueden mejorar nuestra imagen.
Agradecimientos: Teresa Baró, Asesora de comunicación personal y Directora de Icómpani