Empezamos la semana con un nuevo plato de pasta. Lejos de añadir pesadas salsas a nuestros platos de pasta os propongo una opción diferente, donde las gambas y el brócoli son los protagonistas regados con un poco de pesto de nueces, éste último algo más calórico pero añadido al plato con moderación para no aportarle demasiadas calorías extra. La propuesta la encontré en una revista de cocina, y me enamoró por sus ingredientes y colorido. Nos ha gustado bastante en casa, ya sabéis que soy fan de estas combinaciones de marisco y verdura, es una forma de alegrar la pasta desde luego. El plato viene acompañado de un vino blanco, variedad Verdejo de la D.O. de Rueda, más abajo os cuento algo más de él.
INGREDIENTES (para 4 personas):
350 gr. de macarrones
12 nueces
400 gr. de gambas
1 diente de ajo
18 hojas de albahaca
1 brocoli pequeño
2 cucharadas de queso parmesano o similar rallado
1 chorrito de vino blanco o vermú
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta
PREPARACIÓN:
Ponemos al fuego una cazuela con agua salada y llevamos a ebullición. Separamos el brócoli en ramitos, retirándole el tronco. Lavamos y añadimos a la cazuela. Cocemos unos 10 minutos, hasta que esté tierno. Escurrimos el exceso de agua y reservamos. Lavamos la la albahaca y la secamos con papel de cocina. Pelamos los ajos y las nueces y picamos los tres. Trituramos en la batidora incorporándoles el aceite, el queso, y salpimentando hasta obtener una salsa fina y homogénea.
Pelamos las gambas, dejando el extremo de la cola, las lavamos y secamos con papel absorbente. Salpimentamos y salteamos durante unos minutos en una sartén con dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Vertemos el vino y seguimos la cocción un par de minutos más hasta que se evapore completamente. Retiramos del fuego y reservamos. Cocemos la pasta en abundante agua salada según el tiempo que marque el envase para que quede al dente, y escurrimos bien. Mezclamos con el brócoli cocido y con las gambas. Salteamos todo un poco, con un poco del agua de la cocción y regamos con el pesto antes de servir.
Hemos acompañado el plato con un vino blanco, un Verdejo de la D.O. de Rueda, de nuevo con nombre curioso Spanish white guerrilla. Es curioso lo que en mi particular recorrido por los vinos de nuestra tierra estoy encontrando. Son proyectos innovadores como éste, Spanish White Guerrilla es una colección de vinos blancos monovarietales procedentes de diferentes zonas de la geografía española, que tienen un objetivo común: defender la calidad de los vinos blancos españoles. En esta revolución enológica luchan guerrilleros "typical spanish", encarnados en las variedades autóctonas españolas más destacadas, como Verdejo de Rueda, Albariño de Rias Baixas. Estos dos vinos no se elaboran en Maetierra, sino en las denominaciones de origen Rueda y Rias Baixas. Pero esta guerrilla también tiene "fuerzas internacionales", variedades cultivadas por primera vez en la Comunidad Autónoma de La Rioja, como las alemanas Gewürztraminer y Riesling, y las francesas Viognier y Chardonnay, algunas de las más interesantes variedades europeas. Todas se cultivan en la Finca Maetierra. Hoy os presento el Verdejo de Rueda, cuya nota de cata es la siguiente: Color amarillo pajizo con irisaciones verdosas. En nariz destacan las notas de boj (arbusto ornamental en jardinería) y hoja de tomate típicas de la variedad, junto a frutas y flores blancas. En boca es un vino glicérico, sabroso y fresco. Podemos encontrarlo a un precio de más o menos cinco euros.
Prometo traeros otros monovarietales de esta colección pronto.
Con estas dos propuestas os dejo el lunes esperando que empecéis con buen pie la semana.
Lidia.