8 raciones
INGREDIENTES
100 g de masa madre activada con hidratación 100%
400 g de harina de trigo (proteína 10.4)
1 cucharadina de café de sal
140 ml de agua
50 ml de vino blanco
50 ml de caldo del relleno (si no lo tuviéramos, lo sustituiríamos por agua y un chorrín de aceite)
Para el relleno, podéis ver ideas aquí.
ELABORACIÓN
Amasar todos los ingredientes. Yo los he mezclado con una cuchara de amasar. No es necesario que quede una masa suave y elástica.
Dejamos la masa en un bol tapada hasta el día siguiente.
Precalentamos el horno a 250º.
Tomamos la masa para formar la empanada. La dividimos en dos trozos, uno ha de tener un poco más de masa, para formar la capa de abajo.
Estiramos la capa de abajo y reservamos.
Estiramos la capa de arriba y reservamos. Para que el manejo sea más sencillo, lo he hecho sobre un papel de horno, así no se queda pegada y, además, podemos moverla con facilidad.
Colocamos el relleno sobre la capa de abajo dejando unos tres centímetros sin relleno.
Tapamos el relleno con la otra capa.
Cortamos la masa sobrante de los bordes (que si queremos utilizaremos para decorar la empanada).
Sellamos bien los bordes enroscándolos sobre sí mismos y presionando con el dedo.
Por último, decoramos la empanada, pinchamos en distintos sitios la masa para que pueda salir el vapor y pintamos con aceite.
Colocamos la empanada sobre el papel de hornear en la base del horno y bajamos la temperatura a 200.
Dejamos cocinar durante 10 minutos.
A continuación, colocamos la empanada en la rejilla y, si podemos, le quitamos el papel de hornear.
Cocinamos durante 20 minutos o hasta que veamos que la superficie toma color.
Por último, si no pudimos quitarle el papel de hornear, se lo quitamos ahora y dejamos la empanada sobre la rejilla dentro del horno apagado con la puerta un poco abierta.
Podremos comer la empanada caliente o fría.
Si nos sobra algún trozo, puede congelarse sin problema. Además, podemos recalentarla para que vuelva a quedar la masa más crujiente.