El tema de las mermeladas, las conservas o los encurtidos siempre me han llamado la atención. Además, me recuerdan muchísimo a mi abuela. La verdad es que no recuerdo si hacía muchas o pocas conservas, pero tengo varios recuerdos de mi infancia viéndola trastear con las ollas en la cocina, hirviendo botes y luego encontrármelos en hileras boca abajo esperando a que se enfriaran. Guardar la comida así o crear una mermelada me parecía algo mágico.
Y tan mágico era para mí que, como os he comentado antes, hasta finales del verano pasado no probé a hacer mermelada por primera vez. Y lo mejor de todo es que me lancé casi sin pensarlo, tras comprar una mermelada en el supermercado que al abrirla nos pareció más un bote de gelatina que de mermelada. Me dio tanto repelús que me dije, hasta aquí hemos llegado, a partir de la semana que viene pruebas a hacer mermelada.
Y fue dicho y hecho. Comencé con los melocotones, luego vinieron las ciruelas y la última que he probado es la que os traigo hoy, la de fresas. La verdad, viendo lo poco que cuesta hacerla, lo que dura y lo rica que está, me arrepiento de no haberlas probado antes.
Lo mejor de todo es que, al hacerla tú, la puedes ajustar a tus gustos. Rebuscando recetas encontré varias que la hacían con la mitad de la cantidad de azúcar habitual, un punto que me gustó mucho porque siempre intento reducir el azúcar en la repostería del día a día.
Además, nosotros no le ponemos gelatina, como mucho una cucharadita de agar-agar si veo que queda muy líquida, aunque en esta de fresas no hizo falta. También he de deciros que a nosotros nos gusta un poco líquida y con buenos tropezones, que se note la fruta de vez en cuando, así que por eso no solemos espesarla más.
Os animo a que, si no la habéis hecho ya, probéis a preparar mermelada en casa. Cualquier desayuno o merienda con ella os sabrá a gloria. Y las tartas como esta, ¡ni os cuento! ;)
Ingredientes (para 5 botes de 200 gr. aproximadamente)
2 kg. de fresas
1 kg. de azúcar blanco (aprox.)
Zumo de 1 limón incluyendo la pulpa
1 cucharada pequeña de agar-agar (opcional)
Preparación
Lava bien las fresas y quítales el pedúnculo y las hojas. Trocea algunas fresas, sobre todo las más grandes.
Pésalas para saber cuanto azúcar necesitarás, ya que incluiremos la mitad del peso de las fresas. En mi caso una vez limpias pesaban 1,814 kg. así que necesité 907 gr. de azúcar.
Coloca las fresas en una olla grande y alta, esto evitará que salpique cuando las cuezas, junto con el azúcar y el zumo de un limón.
Remueve para que se mezcle todo bien y deja que repose. Lo ideal es que maceren unas cuantas horas de un día para otro, pero si quieres hacer la mermelada en el mismo día con un par de horas bastará. Remueve de vez en cuando para que se mezcle todo bien.
Pasado el tiempo de maceración verás que las fresas están más blandas y el azúcar ha desaparecido convirtiéndose en una especie de almíbar suave.
Coloca la olla a fuego fuerte y, cuando empiece a hervir, bájalo a fuego medio suave durante 30 - 45 minutos hasta que se reduzca el almíbar. Mientras se cuece no te olvides de remover de vez en cuando para que no se pegue y quitar la espuma que aparezca para eliminar las impurezas. Esto ayudará a que la mermelada quede más limpia y transparente.
Si a la media hora de cocción ves que la mermelada sigue estando demasiado líquida, puedes añadir el agar-agar disuelto en un poco de agua caliente. Ten en cuenta que la mermelada, una vez se enfría o la metes en la nevera, se espesará un poco.
Mientras se cuece la mermelada puedes esterilizar los botes. Mételos en una olla con un trapo en el fondo para que no se rompan, cúbrelos con agua y deja que hiervan unos 15 minutos.
Cuando la mermelada esté hecha, puedes triturarla por completo o darle solo unos toques con la batidora, como hacemos nosotros.
Con la ayuda de unas pinzas, saca con cuidado uno de los botes del agua y rellénalo con la mermelada. Limpia los bordes del tarro, ciérralos muy bien con la ayuda de un trapo para no quemarte y colócalos boca abajo durante toda la noche.
Al día siguiente, les puedes dar la vuelta y guardarlos.
Si quieres conservarlos más de seis meses o la mermelada o el bote están fríos a la hora de rellenarlos, tendrás que hervir los botes cerrados unos 20 - 30 minutos para que se conserven bien hasta un año.