Si os acordáis estuve hace poco en una quesería en un pueblo cercano a Alicante, concretamente Tibi, en el que estuve en una degustación de quesos de cabra y nos enseñaron como se hacía el queso fresco. Desde que fui tenía el gusanillo de hacerlo porque me pareció muy fácil, pero la verdad es que no es tanto.
La primera vez que probé a hacerlo, lo hice con leche de la que tengo en casa con tetrabrick y fue un fracaso tremendo. Una vez hecho, me acordé lo que Lili lo había comentado, pero eran tantas ganas que tenia de hacerlo, que me precipité.
Pero a la segunda fue la vencida y aunque utilicé los artilugios que tengo en casa, el resultado ha sido muy satisfactorio y nos ha gustado mucho a todos, incluidos mis hijos que no son de comer fresco.
Ingredientes (para un queso de 300 gr. aproximadamente):
un litro de leche fresca entera de vaca
el zumo de un limón
sal
Preparación:
1.- Ponemos en un recipiente de cristal la leche y la calentamos 15 minutos en el microondas, a la máxima potencia. Tiene que calentarse y no hervir. La temperatura que tiene que coger la leche es de unos 90º.
2.- Una vez que se ha calentado la leche, la sacamos del microondas y le exprimimos el zumo de limón, porque ese ácido es lo que equivale al cuajo que ponen en las queserías. Inmediatamente veréis como la leche se corta y queda el suero abajo y arriba una especie de grumos muy consistentes.
3.- Si la mezcla no tiene la textura grumosa que os enseño en la imagen, poner a calentarla uno o dos minutos, porque puede que le falte un poco de calor.
4.- Dejamos reposar la mezcla durante 30 minutos, para que baje un poco de temperatura.
5.- Pasado ese tiempo, vamos colando la mezcla por un colador y separarlo del suero.
6.- Habrá que escurrir bien por el colador todo el suero que queda en el queso para que quede más compacto. Esta tarea nos llevará un poco de tiempo, porque habrá que escurrir varias veces, hasta que veamos que no gotea.
7.- Una vez que tengamos el queso bien escurrido le añadiremos la sal (yo le puse un poco de hierbas provenzales también) y lo mezclaremos bien. Después lo pasaremos a un molde o tuper, o bol, que tenga tapadera y la forma más aproximada a la que se le suele dar al queso.
8.- Metemos en la nevera durante una hora. Yo lo comí al día siguiente y estaba riquísimo.
Es recomendable que lo guardéis en un recipiente hermético y que lo consumáis entre 3 ó 4 días después de haberlo hecho.