¡Hola a tod@s y muy buenos días! He empezado la semana cargada de energía y muchas ganas de compartir con vosotr@s todo lo que he aprendido en los últimos días. Y es que es tanta la ilusión, que he llegado de trabajar después de mi turno de noche y en cuanto he entrado por la puerta, he venido derechita al ordenador para empezar a darle forma a esta nueva entrada.
La verdad es que estoy feliz. Me he pasado el fin de semana metida en la cocina y con el horno a pleno rendimiento y son tantas y tan buenas las cosas que me han aportado estos dos días que no veía la hora de contároslas aquí.
Vale, ahora centrémonos. Hace tiempo que le tenía "echado el ojo" a una receta de un clásico de la Repostería de EE.UU: El Red Velvet Cake. L@s que lo conocéis, sé que no necesitáis más indicaciones, para l@s que no, pues sólo citaros una muy breve descripción que leí buceando por internet y que lo dice todo, sin apenas decir nada... "Si alguien se pregunta a qué sabe un Red Velvet, es muy difícil encontrar un adjetivo que lo describa exactamente, el Red Velvet sabe... a Red Velvet" ¡chapeau!
Y claro, el que hasta ahora no lo haya probado estará diciéndose: Vale, la frasecita está muy bien, pero ¿¿alguien me puede explicar a qué sabe un Red Velvet??
Pues bien, para resolver esa duda existencial, aquí estoy yo... No pensaríais que os iba a dejar con la miel en la boca ¡¿eh?!
He hecho un repaso mental de adjetivos que definan esta pequeña maravilla de bizcocho "colorado"y los cito a continuación. A ver qué os parece:
Jugoso.
Aterciopelado (de ahí su nombre, Velvet= terciopelo).
Tierno, pero compacto.
Delicado, pero contundente.
Luminoso (sí, no me han patinado las neuronas, el Red Velvet tiene un brillo tanto en el exterior como en el interior, que me ha dejado sorprendidísima).
Redondo (haciendo un guiño a la Enología, se dice que un vino es redondo cuando guarda un equilibrio perfecto entre los cuatro sabores básicos, en este caso, utilizo este adjetivo, para destacar el equilibrio entre todas las notas de sabor que podemos degustar con este bizcocho).
Y hasta aquí, ha llegado mi materia gris después de estrujarla para encontrar la definición perfecta del Red Velvet... Si algun@ está pensando que se me ha quedado algo en el tintero, os puedo asegurar que no será porque no lo haya intentado, ¿no creéis? jeje
Pero esto no es todo. Aún hay más. Se me ocurrió que para ser mi primer intento de Red Velvet, en caso de que fuese más un fracaso que un éxito, seguramente lo disimularía mejor si en lugar de hacer un bizcocho a lo grande, lo hiciese en porciones pequeñas. De ahí que me decidiese por la versión cupcakes. ¿Que por qué mis Red Velvet Cupcakes llevan nombre de mujer? ¿Y por qué Bety? ¿ Y no Susana, por ejemplo? O María, un clásico español. O Jimena, que está tan de moda últimamente... Pues todo tiene una explicación. Estos cupcakes taaaaaan especiales no estaban pensados para disfrutarlos en casa, sino que iban dedicados a una buena amiga y además compañera de trabajo que se llama Bety y que -por su bien- espero que no se haya empachado de cupcakes en cuanto ha llegado a casa después de una larga jornada de trabajo... Betiña, lo entendería perfectamente... jajaja ¡Misterio resuelto!
Y ahora vamos al meollo del asunto, al momento "manos a la masa" (que no a la obra), así que a continuación, os dejo la receta de esta delicia de cupcakes y sus ingredientes para que vayáis haciendo boca, que a esta horas de la mañana, como que apetece pensar en "larpeiradas".
INGREDIENTES: (Para 12 cupcakes más bien pequeños sin ser mini ó 6 grandotes).
60 ml. de aceite de oliva suave.
160 gr. de azúcar.
1 huevo.
1 cucharada rasa de cacao sin azúcar (en mi caso, he usado éste de Valor que podéis ver en los Imprescindibles de +Bea Roque ).
1/2 cucharadita de colorante en pasta rojo (yo usé Extra Red de Sugarflair).
1 cucharadita y media de extracto puro de vainilla.
120 ml. de leche (para la Buttermilk).
5 ml. de zumo de limón (recién exprimido, para la Buttermilk).
150 gr. de harina.
1/2 cucharadita de bicarbonato de soda.
1 cucharadita de vinagre blanco.
Para el Cheese Icing Cream (cobertura de queso crema):
75 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente.
450 gr. de icing sugar o en su defecto, azúcar glass.
200 gr. de queso crema tipo Philadelphia.
5 cucharadas de leche.
PREPARACION: (De la masa del bizcocho).
Precalentamos el horno a 170º y preparamos las cápsulas de los cupcakes.
Ponemos la leche en un vaso y añadimos el zumo de limón. Dejamos reposar 5 minutos para que se corte. (Ésto viene siendo la Buttermilk casera).
En un bol, batimos el azúcar con el aceite hasta que estén integrados. Sin dejar de batir añadimos el huevo y el extracto de vainilla.
En otro bol, tamizamos la harina con el cacao. Batiendo a velocidad baja, añadimos la mitad de la harina con cacao a la mezcla anterior.
Por último, en un vasito, mezclamos el vinagre con el bicarbonato de soda y cuando burbujee lo añadimos a la mezcla anterior.
Cuando la mezcla sea homogénea, añadimos el colorante rojo.
Repartimos la mezcla en las cápsulas de cupcakes, sin llenarlos más de 2/3 y horneamos durante 20 minutos o hasta que un palillo salga limpio.
Los sacamos del horno y los dejamos enfriar 5 minutos en el molde y luego por completo sobre una rejilla.
Preparación del Cheese Icing Cream:
Para preparar la crema, tamizamos el icing sugar, o en su defecto, el azúcar glass.
A continuación, lo batimos con la mantequilla y la leche hasta que se integre.
Añadimos el queso, que ha de estar muy frío, y batimos la mezcla, primero a velocidad baja y aumentándola luego hasta que la mezcla sea homogénea y cremosa.
Cuando los cupcakes se hayan enfriado, los decoraremos con la manga pastelera.
Y el cuento no acaba aquí. Este finde, además de hornear mis primeros Red Velvet Cupcakes, también me estrené con el fondant. Eso si, a una escala muy pequeña... bastante pequeña... He aquí un ejemplo,
Son pequeñas hojas de Acebo con sus bayas de color rojo. Estaréis pensando que me he adelantado un poco a la Navidad y no os falta razón, pero tengo que reconocer que en cuanto ví este post en el Blog de María Lunarillos, me faltó tiempo para encargar en su propia tienda online, todo lo necesario para sumergirme en el mundo del fondant, al que todo hay que decirlo, le tengo más respeto que "pa"qué".
Lo que hice fué comprar el fondant blanco y teñirlo en dos colores, el Verde Acebo y el Extra Red de Sugarflair (que es el que mismo que usé para teñir el bizcocho Red Velvet).
El formador de flores y hojas, el cortador de hoja de acebo y las cápsulas para cupcakes también son de la misma tienda.
¡Et voilà! He aquí el resultado de tanto color...
¿Qué os parece? ¿A que con tantas cosas bonitas apetece saltarse unas semanitas en el calendario y plantarse en la Navidad a golpe de cupcake?
Como siempre, espero que os haya gustado y que si os animáis a meter las manos en la masa, lo disfrutéis mucho. Mañana intentaré publicar otro post para seguir contándoos mis novedades reposteriles. Hasta entonces, abrigaros mucho y encended el horno que seguro que os compensa por muchas razones.
¡Un saludo para tod@s!