Completa el ciclo, junto con el Ketchup casero, (ahora ya sabemos que hay en los botes rojos y amarillos), de aderezos clásicos para hamburguesas y bocatas varios, y se abre el campo para experimentar en guisos y otro tipo de platos.
Ingredientes
50 g de semillas de mostaza blanca
50 g de semillas de mostaza negra
75 ml de vinagre de sidra
100 ml de agua
40 g de miel
35 g de harina
25 ml de aceite
1 c/c rasa de cúrcuma
1/2 c/c de nuez moscada
2 g de sal
Preparación
El día anterior colocar en un recipiente el vinagre de sidra, el agua y las semillas de mostaza, de manera que queden en remojo y se vayan hidratando. Cuando vayamos a utilizarlas habrán absorbido la mayor parte del líquido.
En el vaso de la batidora colocar las semillas de mostaza y el resto de los ingredientes excepto el aceite. Triturar hasta obtener una mezcla homogénea. Si no nos pasamos, nos quedará una bonita textura de mostaza a l"ancienne con algunas semillas casi enteras. La cúrcuma ayuda a que la mezcla adquiera esa tonalidad amarillenta característica de la mostaza.
Incorporar ahora el aceite poco a poco, batiendo al mismo tiempo a baja velocidad, para que se integre y emulsione la mezcla. Podemos utilizar aceite de girasol o un aceite de oliva suave, que no marque el sabor dela mezcla.
Colocar la pasta en un recipiente ancho y dejar reposar, sin tapar, en la nevera unas 48 horas aproximadamente. Durante este tiempo se aireará y perderá el amargor natural de las semillas, mejorando el sabor final.
Retirar del frigorífico, mezclar con una espátula para homogeneizar la mezcla y guardar en uno o varios botes con cierre hermético.
Lista para consumir, por ejemplo en unos Bagels con salmón marinado o como aderezo de un Lomo a la cerveza negra.
El Recetario Mañoso
Diciembre Miel