Seguimos con calor, así que os traigo una receta ligera que es realmente perfecta para comer de postre un fin de semana acompañada de mermelada y galletas como en la foto, o simplemente en vasitos solamente la mousse. Sola es también una delicia.
La verdad es que muchas veces da pereza encender el horno, y estos vasitos se hacen en un momento y si los preparas el día antes muchísimo mejor.
La receta es basada en una que hice en la escuela Hofmann, pero he modificado algunas cantidades hasta conseguir mi textura perfecta.
En las fotos he presentado los vasitos como si fuera una cheesecake invertida, con la mermelada abajo y las galletas a trozos arriba para variar. Podéis poner la mermelada que más os guste, la verdad es que el queso casa bien con todo o al menos a mí así me lo parece.
INGREDIENTES ( 8 vasitos)
2 yemas
120gr azúcar
3 hojas de gelatina
300gr nata (crema de leche) para montar muy fría
300gr queso crema
150gr leche
ELABORACION
Ponemos la gelatina a hidratar en agua fría
En un cazo ponemos a hervir la leche junto al azúcar. Una vez hierva echamos encima de la yema batida sin dejar de mezclar, de esta manera mataremos posibles bacterias.
Metemos la gelatina hidratada y bien escurrida y batimos hasta que se deshaga.
Vertemos la mezcla en el queso a temperatura ambiente y mezclamos hasta que nos resulte suave. Reservamos.
Semimontamos la nata (crema de leche) bien fría, es decir hasta que nos salgan unos picos más bien suaves.
Con una espátula la iremos integrando a la mezcla anterior hasta que resulte todo bien integrado.
Ponemos la mermelada (a temperatura ambiente para que os sea más fácil manipularla) en el fondo de los vasos y encima la mousse.
Tapamos con papel film y llevamos a la nevera un mínimo de 5 horas, mejor si es de un día para otro.
Antes de servir rompemos galletas, y ya podremos disfrutar de esta maravilla!