Casi siempre se hacen con vainilla como única especia a utilizar, las primeras referencias escritas de los primeros muffins datan del año 1700 y hasta el año 1950 no se pusieron de moda en las pastelerías inglesas y americanas, debido sobre todo a la inmigración inglesa. Poco después de esta fecha se comercializan ya de forma industrial en casi todos los países. Se encuentran en casi todas las buenas pastelerías.
No tienen ningún secreto, solo dejarlos reposar dentro del frigorífico y que yo aprovecho ese tiempo para encender el horno y poner todo en orden en la cocina.
En esta ocasión le he añadido unas pepitas de chocolate que los hacen todavía más deliciosos si cabe. Por cierto, duran perfectamente unos días en unas latas o recipientes adecuados y por supuesto cerrados herméticamente, sirve un táper perfectamente.
4 Huevos grandes o 5 pequeños
220 gramos de Azúcar
125 gramos de Mantequilla
100 cc. de Aceite de Girasol
125 cl. Leche
1 Vaina de Vainilla
2 cucharaditas de esencia de Vainilla
320 gramos de Harina
1 sobre de Levadura en Polvo
Una pizca de Sal
80 gramos de Pepitas de Chocolate
Se pone a templar la leche con la vaina de vainilla. Después empezamos a hacer la mezcla de los muffins con solo las yemas de los huevos mezclada con el azúcar hasta que nos quede cremosa y blanquecina, entonces añadimos la mantequilla derretida.
Se mezcla en otro recipiente la levadura en polvo con la harina y la pizca de sal fina y todo esto se añade a la mezcla de los huevos con el azúcar y la mantequilla.
Añadimos las 2 cucharaditas de esencia de vainilla líquida y batimos ahora solo las claras que hemos separado a punto de nieve.
Se incorporan estas claras a la masa y se revuelve con una lengua de repostería muy suavemente para que nos se bajen las claras.
Se pone todo en una jarra y se mete en el frigorífico durante 45 minutos.
Mientras tanto se preparan los moldes de los muffins, yo los pongo en unos cuencos pequeños refractarios para que sujeten el papel sin problema y al poco tiempo se enciende el horno para terminarlas después con 25 minutos de horno a 180 grados en un horno convencional (dependiendo del horno, pero yo las he hecho con horno ventilado arriba y abajo a 170 grados).
Pasado el tiempo de reposo se echa la masa a los moldes poco a poco solo hasta la mitad (cuidado, pues suben mucho) ayudándonos con una cuchara sopera para "cortar" el chorrito de la masa y no manchar casi nada.
Por encima y con la mano echamos las pepitas de chocolate. Nada más.
Cuando estén fríos se les espolvorea un poco de azúcar glass.
Ahora solo esperar que nos queden de "pastelería profesional". Seguro que sí, siempre como os contaba salen perfectas.
Pues hasta aquí he llegado. Os dejo el Facebook de La Taza de Loza por si queréis echar un vistazo.
Si alguno de vosotros hace estos muffins con chocolate, me encantaría ver las fotos.
Hasta la próxima.
Sed felices y haced muchos dulces y bollos caseros