Pero no olvidemos que son los actos los que honran al ser humano y, excepto contadas excepciones, siempre podemos contar con un generoso acto de cariño low-cost que impresione a tu pequeño agapornis del amor sin dejarnos una fortuna en el trayecto. Pensad el valor sentimental que adquiere de repente ese último rollo de papel higiénico adornado debidamente con un bonito lazo cuando la necesidad aprieta y toda esperanza parece perdida frente los vacíos estantes del cuarto de aseo. Un simple acto como este, puede convertirte en el ser más querido y afortunado del mundo.
Pero como este es un blog de comida y cosas dulces, hoy vamos a proponeros un bonito detalle de emergencia cocinado exclusivamente con ingredientes que hay en casa para salir del paso y evitar las temidas evisceraciones en masa que se dan en San Valentín entre enamorados que olvidan sus regalos. ¿O acaso creéis que el título «Un San Valentín Sangriento (1981 / 2009)» surgió de manera espontánea? ¡No hija, no!
MUGCAKE AL RESCATE
Los «mugcakes» (bizcochos en una taza) son un tipo de bizcocho sencillo que se elabora y cuece en una taza, como su propio nombre indica, y se hornean en el microondas en algo menos de un par de minutos. La facilidad en su elaboración y la rapidez con la que se cocina nos permite entrar con comodidad en el maravilloso mundo de la obesidad mórbida por la puerta grande... bien grande.
INGREDIENTES
Una taza bien bonita y hermosa
1 huevo
2 cucharadas soperas (CS) colmadas de harina
2 CS de azúcar
2 CS y media de ColaCao, Nesquik u otro cacao soluble
2 CS de aceite de oliva o girasol
2 CS de leche
1 cucharadita rasa de café de levadura química tipo Royal
1 pizca de sal
Tras los grititos afeminados que proferíamos mientras observábamos impotentes como se desbordaba vomitando chocolate, y después de limpiar el microondas, hemos llegado a la conclusión de que estas cantidades son suficientes para elaborar dos hermosos mugcakes. Jugad a ser Dios metiéndolo todo en una sola taza y sentaos a esperar un desastre de proporciones bíblicas.
PREPARACIÓN
Sólo hay que batir muy bien el huevo con el azúcar, y añadir a continuación el resto de ingredientes. El tema del cacao tiene truco. No todos los cacaos solubles saben igual. Algunos poseen un carácter avainillado un poco más marcado que otros, así que si tenéis un poco de aroma de vainilla en casa, atreveos a añadir un poquito a la mezcla para imprimirle un poco más de carácter si no detectáis este matiz en vuestro cacao. Podéis llamarlo -amor- y os servirá para justificar ese saborcillo extra ante vuestra pareja. Es posible que si os escucha decirlo, suelte la cuchara y se provoque el vómito. Mucha gente usa el término amor para referirse a otros subproductos fisiológicos que no vamos a mencionar ahora.
Es necesario batir hasta la saciedad la mezcla. De lo contrario los pequeños grumitos insignificantes a la vista, se convertirán en enormes trozos blancos de harina cruda en mitad de nuestro bizcocho moreno recién cocido imposibles de disimular. Volverán las arcadas, os abandonarán y moriréis solos.
Recordad que hemos utilizado ingredientes para dos mugcakes. Podéis distribuir la masa resultante en dos tazas o utilizar la mitad de los ingredientes para elaborar sólo uno. Nosotros como aún teníamos «Butterscotch Morsels» (pepitas de caramelo con mantequilla) decidimos añadir unos pocos a la masa. Podéis hacerlo más exótico añadiendo trocitos de chocolate, nueces, una pizca de canela o lo que se os pase por la cabeza.
Para terminar lo introducimos durante un minuto y medio en el microondas a máxima potencia, vigilando para que no se desborde y evitando siempre que no se seque en exceso. El mugcake ha de quedar algo húmedo y cremoso en el interior. Si nos excedemos corremos el riesgo de que que se convierta en una esponja seca capaz de absorber todos los fluidos internos de un adulto de tamaño medio.
Para la presentación, utilizamos una tacita que compramos en Natura Selection por algo menos de 5 eur.
Ahora ya no te tenéis excusa. Tenéis un bonito detalle para compartir. Un perfecto desayuno para llevar a la cama. Y recordad: cambiaos la ropa interior.