Una de las partes más difíciles de cocinar es decidir qué hacer. Usemos primero todo aquello que pueda estropearse o no va a durar mucho. Comprobemos qué tenemos más próximo a su fecha de caducidad, o si tenemos alguna verdura un poco pocha. Pensemos qué plato podemos preparar con eso.
¡Pues a ponernos las pilas porque no nos podemos permitir el lujo de tirar nada!. Aquí os dejo algunas ideas de qué podéis cocinar. Seamos flexibles a la hora de planificar nuestras comidas. No siempre tendremos todos los ingredientes disponibles para una determinada receta, ni podemos contar con ir a la compra cuando nos apetezca.
En estos días de confinamiento, en los que hay que reducir al mínimo los días que dedicamos a la compra, es totalmente imprescindible guardar bien los alimentos en el frigorífico para que se conserven mejor, y nos duren más.
No hay nada peor que verse obligado a tirar alimentos porque los guardamos de forma incorrecta. Permitidme unos cuantos consejos:
“Las sobras”
Guardad todas las sobras en recipientes transparentes herméticos o envueltas en film transparente que facilitarán que la comida se mantenga lo más fresca posible.
Seguid la regla “FIRS IN, FIRST OUT” (lo primero que entra, lo primero que sale). Comed siempre los alimentos más antiguos.
Refrigerad las sobras lo antes posible. Mejor si lo guardáis en el frigorífico lo antes posible. Siempre dos horas como mucho después de la cocción. Actualmente los frigoríficos modernos pueden soportar el calor. Si tenéis la suerte de tener uno de estos modelos no es necesario esperar a que los alimentos calientes se enfríen antes de almacenarlos .
Dividid las sobras en recipientes pequeños y planos para que se enfríen más rápido. (Algunas bacterias sobreviven al proceso de cocción y pueden germinar si los alimentos están a temperatura ambiente el tiempo suficiente).
No refrigeréis las sobras que vienen en latas una vez abiertas. Una vez que se abre una lata, el metal residual en el borde puede filtrarse en los alimentos y dejar un sabor metálico.
Si os sobra mayonesa o salsa tártara caseras, y aunque tienen una vida de 24 horas, el mejor consejo que os puedo dar es que las tiréis ya que es la mejor manera de evitar intoxicaciones. Otras salsas caseras como el guacamole dura por los menos 2 días en el frigorífico. Rociadla con un poco de zumo de limón por encima para evitar que se vuelva marrón por la oxidación. Guardadlo en un táper y antes de ponerla la tapa cubridlo con film transparente y aplanadlo sobre la superficie de la salsa pata que no entre nada de aire. Lo mismo podéis hacer con otras salsas para que se conserven mejor (salsa de tomate, pesto, vinagreta, barbacoa).
Si os sobran alimentos que vienen en lata, como el tomate, atún, anchoas, fruta, … cambiadlo a un recipiente de vidrio inmediatamente ya que el interior del envase se oxida rápidamente y el material puede pasar al alimento.
Carnes, Pescados y Aves
Las carnes y pescados guardadlos en la parte más fría de la nevera que a menudo, aunque no siempre, suele ser la parte inferior. Mejor si la nevera tiene un cajón dedicado a carne. Conservad la carne, pescado o aves en su envoltorio original. Si lo sacáis de la bandeja y lo volvéis a envolver aumentáis el riesgo de exponer los alimentos a bacterias dañinas. Si el artículo no viene en una bandeja de espuma de poliestireno, poned un plato debajo para recoger cualquier goteo que se pueda producir.
La carne no dura demasiado tiempo en en el refrigerador. Conviene comprar casi al día. La carne de ternera y cerdo duran entre 3 y 5 días, mientras que el pollo y el pavo crudos duran solo entre 1 y 2 días. Si necesitáis conservarla durante más tiempo la opción es congelarla.
Las sobras de carne guisada aguantan en el refrigerador entre 3 y 4 días.
Lácteos, quesos y huevos
Cuando compréis algo nuevo, como unos yogures por ejemplo, ponedlos al fondo y sacad los viejos hacia afuera, de modo que los veáis fácilmente y no os despistéis con la fecha de vencimiento.
Dejad el requesón, el yogur, los huevos, la crema agria, la leche y la crema en los recipientes en los que se venden. Sin embargo, si por ejemplo ponéis un poco de leche en un tazón y no la utilizáis, no la volváis a echar al recipiente original. En su lugar, tapad bien el recipiente donde tengáis la leche con film transparente.
Los quesos más duros guardadlos en envoltura original hasta que los abráis. Luego los envolvéis en papel encerado o o en su defecto podéis utilizar papel de horno, pero no los envolváis en film transparente o los guardéis en una bolsa de plástico. Si en alguna ocasión no os queda más remedio que envolver el queso con film, no peguéis el plástico al queso, que quede holgado para que el queso pueda respirar y no se estropee con más facilidad. Los quesos más duros pueden estar en los estantes superiores o en la puerta ya que no requieren temperaturas tan bajas como otros alimentos. Pero no dejéis el queso sin envolver ya que es un alimento rico en grasas y fácilmente puede absorber los olores del resto de productos en el frigorífico.
No guardéis la leche y los huevos en la puerta: es el lugar más cálido del frigorífico y cada vez que abrís la puerta hay variaciones de temperatura. La puerta debe usarse solo para bebidas y condimentos no perecederos.
Los huevos guardados en la nevera duran de 3 a 5 semanas. La leche, una vez abierta la botella o el brick puede conservarse en buen estado hasta 1 semana. La mantequilla de 1 a 3 meses.
Frutas y verduras
Siempre que podáis separad las frutas de las verduras y también separad las diferentes verduras y frutas. Las frutas y verduras emiten gases que pueden causar que las verduras o frutas “vecinas” se deterioren.
Algunas frutas y verduras deben guardarse siempre fuera de la nevera como los plátanos, el melón, la sandia, la calabaza y los aguacates. Tampoco las patatas, las cebollas y los ajos. Si las cebollas y los ajos se guardan en el frigorífico, la humedad y el frío los ablanda.
Pueden guardarse fuera del frigorífico: pimientos, pepinos, cebollas, ajos, melocotones, ciruelas, calabacines, kiwis, berenjenas, judías verdes,…Pero siempre que podamos guardemos las manzanas y las naranjas en la nevera. De la misma forma, si no se van a consumir muy rápido las naranjas también se deben conservar dentro del frigorífico porque os durarán más. Si no hay más remedio porque no tenéis espacio pues… bueno.
No lavéis la fruta ni la verdura antes de guardarlas en el frigorífico. La humedad puede hacer que se enmohezca y se pudra más rápidamente.