INGREDIENTES
Naranjas o piel de naranja
Azúcar (el mismo peso que las naranjas)
Zumo de naranja (opcional)
Agua (la misma cantidad que el azúcar)
Chocolate
ELABORACIÓN
Lavar bien la piel de la naranja.
Dependiendo de lo que queramos hacer utilizaremos las naranjas completas o sus pieles. Si tenemos naranjas enteras, las cortamos en rodajas de aproximadamente 0,5 cm de grosor. Si lo que vamos a utilizar son las pieles de naranja (que hemos podido ir guardando de varios días en la nevera en una bolsa), tendremos que quitar la parte blanca de la piel y, después, cortarlas en tiras de 0,5 cm. Pesar la cantidad de naranja que queremos confitar.
[Si estamos haciendo las naranjas completas, nos saltaremos este paso] A continuación, tendremos que clarear las pieles. Para ello, en un cazo pondremos las pieles y las cubriremos con agua. Las pondremos en el fuego y esperaremos a que hierva, entonces, las escurrimos y las pasamos por un chorro de agua fría. Repetir este paso dos veces más.
En una cazuela, echamos la misma cantidad de azúcar que el peso de las naranjas que vamos a confitar y lo mismo de agua (aquí es donde podemos añadir el zumo de media naranja o una).
Añadimos las naranjas y ponemos a fuego fuerte. Cuando rompa a hervir, lo dejamos cinco minutos y apagamos el fuego. Sin moverlo del fogón, tapamos y dejamos reposar hasta que enfríe. Este paso debemos repetirlo varias veces. Yo suelo darle el primer calentón por la mañana, otro por la noche y otro a la mañana siguiente. Dependiendo de cómo esté el almíbar puede darse otro golpe más (tiene que ser un sirope).
Cuando las tengamos, podemos guardarlas en un frasco de cristal y utilizarlas cuando queramos.
Para ponerles chocolate, tenemos que dejarlas secar de un día para otro sobre una rejilla.
Después, disolveremos chocolate (podemos hacerlo en intervalos de 30 segundos en el microondas) y vamos sumergiendo las pieles.
Después las colocamos sobre un papel antiadherente hasta que el chocolate solidifique.