Pues sí. A pesar de estar un poco "acobardada" con todas las experiencias "panarras" que vuelan por la red, una también tiene su curriculum con el asunto de las levaduras. Reconozco que lo que me hace sentir inútil es el tema del crecimiento espontáneo de las masas madre. ¡No lo controlo! O se me duplican de una forma descontrolada o se quedan imposibilitadas a cualquier cambio de tamaño.
Hace bastantes años conocimos a una amiga suiza de mi hermano mayor llamada Ursina (ojalá pueda leer este post, porque a ella le debo mi afición a los panes caseros). Me enseñó dos cosas que me han acompañado desde entonces: un poquito de levadura fresca en algún líquido, cualquier ingrediente adicional y la cantidad justa de harina y tendremos un pan exquisito. El segundo descubrimiento que hice a través de ella fue el mundo de las desecadoras. Cuando nadie hablaba de estas cosas, yo ya tenía mis tres bandejas montadas una encima de la otra en la torre de secado con tiritas de manzana o plátano.
Ahora he decidido salir de mi letargo panadero y volver a hacer mis recetas como siempre: con levadura fresca. De momento, la masa madre todavía deberá esperar un tiempito hasta que la incorpore a mi cocina. Además, mis amigos de Memories d"una Cuinera me lo han puesto muy fácil y este mes han elegido un tema que seguramente traerá muchas sorpresas: el Pan. Estoy desando ver las aportaciones de todos.
Y aquí va la mía. PAN DE SALVIA CON AJO. No dejéis de probarlo. Os va a sorprender y es facilísimo.
INGREDIENTES:
Harina blanca normal
10 gr. de levadura fresca
60 cc. de agua tibia
60 cc. de aceite de oliva virgen
Un manojo de salvia fresca
Un poquito de sal
1 ajo
Machacar el ajo en un mortero. Sobre una tabla de cocina, cortar las hojas de salvia fresca en trocitos muy pequeños. Disolver la levadura fresca en los 60 cc. de agua tibia. Añadir el aceite, el ajo machacado y la sal. Remover bien y añadir la salvia cortada. Ir echando la harina tamizada hasta que no podamos seguir removiendo con la cuchara de madera.
Espolvorear un poco de harina sobre la encimera y terminar de amasar. Sabremos cuando hemos utilizado la cantidad adecuada de harina en el momento en que las manos nos queden totalmente limpias y la masa no nos deje trocitos pegajosos en los dedos. Hay que tener en cuenta que esta masa es bastante grasa porque lleva la mitad de su contenido líquido en aceite. Aun así, la sensación es clarísima. La masa está flexible y compacta.
Hacer una bola con la masa, cubrir con un trapo por encima y dejar reposar 1 hora. Después, volver a amasar un poco más la masa y dividir en tres partes. A cada una de estas partes se le va dando forma de un tubo alargado con un grosor constante de unos 2 cm. Cortar con el cuchillo unos pequeños rectángulos, realizar una pequeña incisión lateral y colocar sobre una bandeja de horno protegida con papel siliconado. Introducir en el horno precalentado a 180º. El tiempo depende del tamaño de los bollos pero lo podéis ir viendo sin ningún problema. Yo utilizo calor arriba y abajo.
Y esto es todo. Así de sencillo. La salvia y el ajo le dan un sabor tremendamente sutil al pan. Buenísimo.
Y vosotros ¿os gusta hacer pan casero? Es como todo, cuando empiezas a mezclar ingredientes los resultados son sorprendente.