En épocas de escasez las papas de maíz eran el desayuno y la cena habitual en las casas humildes. Una buena ración bastaba para satisfacer el estómago y comenzar el día con energía, o bien, para marcharse a la cama sin la molesta sensación de hambre. Para preparar este plato típico de aldeas, se necesita harina blanca de maíz de buena calidad, difícil de encontrar en los supermercados habituales, circunstancia que no ayuda en nada a la recuperación de la receta.
Esta harina se vende en algunos puestos de mercados de abastos locales, también la poseen en ciertas casas de aldea, con suerte algún vecino generoso os dará una poca. Quiero insistiros en que no vale cualquier harina para la receta, queda totalmente descartada la Maizena o similares, esta harina es más gruesa (parecida a la sémola). Antiguamente se obtenía por la molienda del maíz en molinos de agua, a día de hoy son más habituales otro tipo de molinos pero siempre dando a la harina la consistencia adecuada para que no quede demasiado fina.
Si vivís fuera de Galicia y tenéis la suete de toparos con esta harina no dejéis de preparar las papas de millo ¡están riquísimas! A los gallegos que todavía no las habéis probado solamente os digo una cosa, ¿a qué estáis esperando?
INGREDIENTES:
100 gr de harina blanca de maíz
800 ml de leche (para hacer las papas, se puede sustituir por agua)
leche fría (la necesaria)
azúcar (el necesario)
ELABORACIÓN:
1. En un cazo de tamaño adecuado ponemos a calentar la leche. Cuando rompa a hervir bajamos el fuego y agregamos la harina en forma de lluvia, poco a poco, y removiendo con unas varillas para que no se formen grumos. Si nos queda algún grumo podemos deshacerlo con ayuda de un tenedor.
2. Dejamos que las papas se cuezan a fuego lento durante unos diez minutos. Tendremos que dar vueltas cada poco para que no se peguen, y si fuese necesario (si espesan mucho) añadir un poco más de leche.
3. Vertemos las papas en platos hondos o cuencos sin llegar a llenarlos de todo. Dejamos que enfríen unos dos o tres minutos hasta que se forme una telilla en la superficie. A continuación, espolvoreamos una cantidad generosa de azúcar por encima y añadimos leche fría para completar el plato.
4. Servimos las papas de inmediato, dejando a disposición de los comensales más azúcar y leche fría para agregar cuando estimen conveniente.
¡Buen provecho!
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