Hace unas semanas me dio por prepararle a mi pareja pasta a la putanesca. Es una salsa que me encanta, pero que no la hago a menudo porque casi siempre que me pongo a preparar pasta es de manera improvisada, y esta receta tiene que hacerse con mimo y fuego lento. Pero a mí, que no me gustan demasiado las alcaparras “libres”, me supone una excusa ideal para ponérselas en el plato a mi costilla, a quien le encantan y el pobre no las ve casi nunca.
El caso es que me fui a preparar la putanesca y aquello fue una ruina: no tenía albahaca, ni anchoas, ni zanahoria. La putanesca iba a ser de todo menos putanesca. Así que decidí olvidarme de la putanesca y preparar una salsa desde cero.
La salsa que os traigo como resultado creo que os encantará. En casa la hemos repetido ya varias veces. En realidad creo que recuerda bastante a la putanesca, aunque acaba recogiendo un delicioso sabor ahumado del salchichón. La base es una salsa de tomate casera que haremos con bastante tiempo, porque necesita ir sacando todos sus azúcares (y con lo que nos evitaremos lo de añadir azúcar, algo que no me gusta hacer porque creo que le tapa su sabor).
Mi recomendación en cuanto a la pasta a utilizar es una pasta corta estriada, tipo radiatori (como en este caso). La que sea que permita que la salsa se le pegue y no se quede en el plato cuando la cojáis.
¿Vamos con la receta?
Pasta con Tomate, Olivas y Salchichón
Ingredientes para 2 platos únicos o 4 entrantes:
160 g de pasta corta estriada (en este caso, radiatori)
1 cebolla de Figueres grande (o morada o cebolleta)
1/2 pimiento verde no muy grande
1/2 pimiento rojo no muy grande
5 tomates de pera grandes o 6-7 pequeños
80 gr de olivas verdes y negras en rodajas
70 g de longaniza de pavo (en este caso), salchichón o chorizo
2 dientes de ajo
1 cucharada de alcaparras
vino blanco
aceite de oliva virgen extra
sal
pimienta negra recién molida
Preparación (con al menos 1 hora y media de antelación):
1.- Pelamos y cortamos la cebolla en brunoise (daditos pequeños). Hacemos lo mismo con los ajos. Troceamos también en daditos pequeños el salchichón (o lo que hayamos escogido).
2.- Ponemos una sartén mediana en el fuego (suave) con un poco de aceite de oliva y salteamos los taquitos de salchichón durante unos 3 o 4 minutos. Los reservamos.
3.- En la misma sartén podemos un poco de aceite de nuevo (un par de cucharadas, pero habrá que ir mirando que no se seque demasiado lo que tengamos en la sartén). Ponemos la cebolla y los ajos picados y lo tenemos hasta que la cebolla transparente.
4.- Mientras, limpiamos y troceamos igual los pimientos. Los incorporamos a la sartén cuando la cebolla esté transparentando.
5.- Mientras, pelamos los tomates y les quitamos las pepitas. Troceamos su carne igual que los ingredientes anteriores y los incorporamos a la sartén cuando los pimientos empiecen a estar tiernos y la cebolla empiece a estar dorada.
6.- Cuando los tomates lleven un par de minutos en la sartén, echaremos un chorrito de vino blanco y dejaremos que evapore. Y dejaremos la salsa que se vaya haciendo hasta que todos los ingredientes estén bien hechos.
7.- Incorporamos hacia el final las alcaparras y las olivas, que habremos tenido escurriendo un rato antes, y los taquitos de salchichón, y lo dejamos unos 5 minutos más. Salpimentamos.
8.- Hervimos la pasta siguiendo las instrucciones del fabricante y la añadimos a la sartén con la salsa cuando le quede muy poco para estar al dente (probadla, es la mejor manera de saberlo), reservando un poco del agua de la cocción por si se nos seca la salsa poder añadirle un poco.
9.- La servimos con un poco de parmesano rallado para los más queseros.
Y esta es mi propuesta para hoy. Espero que os guste y que, si os animáis con ella, comentéis qué os ha parecido.
¡Que aproveche!