¡Hoy os traigo mi primer pastel con enrejillado! Siempre me han parecido muy bonitos esos pasteles que tienen algún tipo de adorno o decoración con la masa quebrada, sobre todo los que forman una rejilla.
Me ha costado un montón decidirme por este pastel. Desgraciadamente hay días que estoy desganada, desmotivada o sencillamente no se me ocurre qué receta preparar. Esos días son horribles porque habitualmente lo que siento es justo lo contrario, un bombardeo continuo de ideas, recetas o propuestas que quiero preparar en algún momento.
La cuestión es que después de casi una hora dando vueltas por Pinterest, por mis blogs preferidos y por mis libros de recetas… al final me decidí tomando la decisión más práctica: tenía muchas manzanas en casa, así que tendría que ser un pastel/bizcocho/tarta/dulce de manzana.
Una vez tomada esa decisión ya fue todo sencillo y volvió la tormenta de ideas y me acordé de este pastel que os traigo hoy, que tiene una pinta estupenda y que, además, es muy sencillo de hacer.
La parte más complicada, en mi opinión, es hacer el enrejillado, pero claro era la primera vez que yo lo he hecho y tenía hasta tembleque en las manos de los nervios. Evidentemente no me ha salido la rejilla más perfecta jamás hecha en un pastel… pero creo que, en general, el pastel resulta bastante bonito. Además, como dice mi madre, una receta que no sea totalmente perfecta resulta más autentica y artesanal, así que aquí os la dejo. Espero que la preparéis y la disfrutéis tanto como yo.
Pastel de manzana austríaco
Prep: 30-40 min Reposo: 60min Horno: 30 min
Raciones: 10 raciones (Molde redondo de 25 cm diámetro)
Dificultad: Baja
Ingredientes:
Para la masa quebrada
300 gr harina
8 gr levadura (1/2 bolsita levadura química)
100 gr margarina
50 gr azúcar
½ cucharadita sal
120 ml leche (½ taza)
Para el relleno
750 gr manzanas
1 cucharada zumo limón
Ralladura de 1 limón
60 gr de azúcar
½ cucharadita de canela molida
50 gr de pasas
50 gramos de avellanas picadas (pueden ser sin pelar)
1 yema de huevo
Para la cobertura
50-100 gr mermelada de albaricoque o melocotón
50 gr azúcar glas + 2 cucharadas zumo limón (opcional)
Elaboración:
Masa quebrada:
En un bol tamizamos la harina y la levadura. A continuación añadimos la margarina, el azúcar, la sal y la leche. Remover con una cuchara hasta que los ingredientes estén más o menos mezclados. Continuar amasando con las manos hasta tener una masa homogénea.
No debemos amasar más tiempo del necesario para evitar calentar la masa con el calor de nuestras manos. En cuanto tengamos todos los ingredientes integrados dejamos de amasar. Envolvemos la masa en papel de film transparente y reservamos en el frigorífico al menos 1 hora.
Relleno:
En primer lugar pelamos y quitamos los corazones a las manzanas. Utilizamos un rallador grueso para rallar las manzanas en un recipiente grande. Yo he triturado las manzanas brevemente con ayuda de un procesador de alimentos de modo que se obtengan pequeños trozos de manzana pero sin llegar a obtener papilla. También podría trocearse las manzanas cortándolas en trozos pequeñitos de unos 8 milímetros.
Por otro lado, trituramos las avellanas en un procesador de alimentos. El grosor de los granitos dependerá del gusto de cada uno y de si queremos que luego se noten los trocitos de avellana o no.
Incorporamos al recipiente de las manzanas las avellanas trituradas, el zumo de limón, la ralladura de limón, la canela, las pasas y la yema de huevo. Mezclamos bien con una cuchara y reservamos.
Montaje del pastel:
Ponemos a precalentar el horno a 200ºC.
Sacamos la masa quebrada del frigorífico y cortamos ¼ parte que se utilizará al final para decorar.
Extendemos las otras ¾ partes de la masa con ayuda de un rodillo y forramos con ella el fondo y los bordes de una bandeja de horno o de un molde. Las bandejas de horno que tengo son muy grandes por lo que finalmente utilicé un molde desmontable de 25 centímetros de diámetro.
Repartimos el relleno de manzana en el molde y sobre la masa. Utilizamos una cuchara para repartir el relleno pero no es necesario apretar ni comprimirlo.
Extendemos con el rodillo el ¼ de masa quebrada que nos quedaba y lo cortamos en tiras finas con ayuda de un cortador de pizza o un cuchillo. Colocamos las tiras sobre el pastel firmando una rejilla. Recortamos los extremos sobrantes de las tiras y los sellamos doblando sobre sí misma la masa del perímetro del molde.
Horneamos el pastel a 180ºC con calor “abajo-arriba” durante 30 minutos o hasta que el enrejillado se dore. Colocamos el molde a una altura media baja, yo lo puse en la posición más baja del horno… pero mi horno es de 45 cm de alto, así que dependerá de cada horno.
Dejamos enfriar el pastel sobre una rejilla.
Desmoldamos el pastel. Calentamos la mermelada y untamos con ella la parte superior del pastel.
Si nos gusta el efecto ácido del limón podemos terminar el pastel haciendo glasa con azúcar glas y zumo de limón y extendiéndolo por la superficie del pastel. Sin embargo creo que sin la glasa el pastel quedaría igual de bueno o incluso mejor.
Receta adaptada del libro El gran libro de la Repostería.