¿Os acordáis de aquel juego infantil en el que se decía una palabra al oído a un niño, éste lo repetía al siguiente y así hasta que el último acababa diciendo algo que no tenía nada que ver con lo del principio? Pues me lo ha recordado al hacer estos supuestos flanes, primero porque me divierto con estas cositas dulces, y luego porque no han resultado flanes ni nada que se le parezca. Prometo que he seguido las instrucciones al pie de la letra, he pesado gramo a gramo todos los ingredientes, es más, he utilizado mis varillas eléctricas que para algo me las compré y hay que amortizarlas.
La primera impresión según los sacaba del horno es que había hecho magdalenas, lo que me hizo hasta ilusión porque jamás me han salido bien. En teoría había que desmoldarlos y darles la vuelta, pero me daba coraje aplastarlos con lo chulos que me habían quedado. Reconozco que en ese momento he tenido la tentación de liarme la manta a la cabeza y agarrar una manga pastelera... me había salido un cupcake con la manía que les tengo? jajaja. Luego he pensado que no tengo ni idea de lo que tendría que poner encima de un cupcake.
Al final ha salido una mezcla, porque por dentro estaban medio hechos, que es en lo único que se parecen a lo que deberían haber sido... podrían ser un coulant de chocolate, pero el chocolate debería quedar más líquido... así que los he llamado pastelitos y a correr!
Ingredientes:
- 90 gr. de mantequilla
- 100 gr. de chocolate negro
- 2 huevos
- 100 gr. de azúcar glas
- 50 gr. de harina
- mantequilla o aceite para engrasar los moldes
Elaboración:
1. Derretir al baño maría el chocolate troceado con la mantequilla. Dejar que se temple.
2. Batir dos huevos hasta que estén blanquecinos
3. Añadir el azúcar glas y seguir batiendo
4. Añadir la harina y batir para integrar bien
5. Incorporar el chocolate derretido y mezclar
6. Engrasar los moldes que se van a utilizar. Yo uso de los desechables de aluminio y los he engrasado con aceite de girasol.
7. Meter en el horno (precalentarlo previamente) a 200ºC, calor arriba y abajo, durante 10 minutos.
8. Dejar templar para desmoldar. Con estos moldes la verdad es que salían solos, según se van enfriando se van despegando de las paredes y salen perfectamente.
Mejor comerlos mientras están tibios. Os aseguro que están de escándalo!
¡Hasta mañana!
La foto no está muy nítida, pero se ve el chocolate dentro que es lo que cuenta.