Estos pastelitos, basados en el famosísimo pastel de queso japonés, son toda una tentación. Su textura suave y esponjosa recuerda al delicioso chiffon cake, pero con el añadido del sabor a queso.
Presentados en formato individual y con la cobertura de mermelada de frambuesa, que les da un extra de sabor y color, resultan unos pastelitos elegantes y dignos de cualquier celebración.
Son sencillos y rápidos de preparar y aunque hay que encender el horno, son pocos minutos y merece mucho la pena. Y si no estáis por la labor... a esperar a que acabe el verano... vamos con ellos!!!
INGREDIENTES: (para 8-10 mini moldes)
4 huevos
360 gr. queso crema
60 gr. leche
100 gr. azúcar
40 gr. maizena
1/2 cucharadita de cremor tártaro
ralladura de un limón
mermelada de frambuesa
hojas de menta o hierbabuena para decorar
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º . Llenamos una bandeja grande mediada de agua y la metemos en el horno para hacer un baño maría.
Separamos las claras de las yemas. Mezclamos las yemas con la maizena disuelta en un poco de leche.
Integramos el queso crema con el azúcar, la ralladura de limón, las yemas, la maizena y la leche, mezclando para que no queden grumos.
Batimos las claras con el cremor tártaro hasta que formen picos duros. Las incorporamos a la mezcla anterior con movimientos envolventes.
Vertemos la mezcla en los moldes y los ponemos dentro de la bandeja con agua. Horneamos unos 15 minutos, hasta que estén firmes al tacto. Apagamos el horno, dejamos dentro 10 minutos con la puerta cerrada y luego entreabrimos la puerta y dejamos enfriar totalmente.
Una vez fríos, desmoldamos nuestros pastelitos.
En el momento de servir los cubrimos con mermelada de frambuesa y decoramos con unas hojitas de menta o hierbabuena.
Hasta la semana que viene!!!