Son una de las especialidades de mi madre, siempre las ha hecho en casa y en las cocinas en donde ha trabajado y siempre han triunfado.
Son un clásico en los bares de tapas y no me extraña, porque entran solas!
Lo ideal es que tengan un puntito de picante, pero si no os gustan picantes, tan sólo tenéis que obviar las guindillas.
Ingredientes (4 personas):
- 500 gramos de patatas
- Aceite para freír
- Sal
- 3 dientes de ajo
- 2 guindillas de Cayena
- 50 ml de vino blanco
- Perejil picado
Elaboración:
1. Pelamos, lavamos y cortamos las patatas en dados. Salamos al gusto.
2. En una sartén con abundante aceite, echamos las patatas y las freímos hasta que estén hechas pero poco doradas.
3. Retiramos y dejamos escurrir.
4. En una sartén con un poco de aceite (una o dos cucharadas) añadimos los ajos picados finamente.
5. Cuando estén empezando a dorarse añadimos las guindillas y damos algunas vueltas.
6. Incorporamos las patatas fritas y el vino y dejamos que evapore el alcohol mientras seguimos removiendo.
7. Finalmente añadimos el perejil, removemos y servimos en seguida.