Del tiempo en invierno, y frescas en verano, son una auténtica delicia.
Ingredientes:
patatas.
300 gr. de bacalao desalado.
1 docena de huevos de codorniz.
1 cebolla y 1 diente de ajo.
aceitunas negras.
aceite de oliva y sal.
El día anterior ponemos el bacalao desalado y muy bien escurrido en una cazuelita de barro. Le añadimos el ajo laminado y lo cubrimos con el aceite de oliva virgen. Debe permanecer así al menos 8 horas.
Elegimos unas patatas que tengan más o menos el mismo tamaño y las ponemos a cocer, lavadas pero con la piel, a fuego medio-bajo hasta que estén cocidas. Para asegurarnos de que están en su punto antes de sacarlas podemos pincharlas con un tenedor. El proceso durará alrededor de 20 minutos. Las sacamos y esperamos a que puedan manipularse para quitarles la piel.
Mentras tanto, pondremos los huevos de codorniz a cocer. Los pondremos en una cazuela con agua fría y los coceremos durante 4 minutos, contando desde que empiece a hervir el agua. Esperaremos a que estén tibios y les retiraremos la cáscara con cuidado.
Cortamos las patatas en trozos desiguales y no demasiado pequeños y sobre ellas añadimos la cebolla en medias lunas.
Añadimos también los huevos de codorniz contados a la mitad.
Sacamos el bacalao del aceite, lo desgarramos con las manos o lo cortamos en trozos del tamaño de medio huevo de codorniz y lo añadimos sobre la cebolla.
Por último ponemos las aceitunas negras y aliñamos con muy poquita sal y un buen chorro del aceite donde hemos tenido el bacalao macerando toda la noche. Le damos unas vueltas para que se mezclen bien los sabores y nuestras patatas aliñás están listas para comer.
El único “tip” importante que vamos a daros para este plato es que no seáis rácanos con el aceite de oliva. En este caso, como en muchos otros, es preferible que sobre a que falte!