Los ingredientes que vamos a necesitar para hacer mi versión de esta receta de paté cremoso de pollo son:
500 g de mantequilla
2 chalotas
2 dientes de ajo
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
1/2 manojo de tomillo fresco
1 kg de hígados de pollo
1/2 cucharadita de nuez moscada
1/2 taza de brandy
1/2 manojo de orégano (Opcional)
sal
pimienta
Es mejor utilizar especias frescas, pero si no tenemos, podemos utilizarlas secas. El orégano lo podemos sustituir por salvia.
Preparación:
Lo primero que vamos a hacer es preparar los ingredientes y utensilios que vamos a necesitar.
Nos ponemos con la mantequilla clarificada y para ello, colocamos 250 g de mantequilla en una sartén a fuego lento y dejamos que se derrita lentamente hasta que se separe la grasa de la mantequilla del suero. Dejamos reposar y a continuación, usamos una cuchara para quitar la grasa de la mantequilla que queda en la parte superior y reservamos el suero.
Ahora nos ponemos con el paté. Pelamos y picamos en brunoise las cebollas y los ajos, reservamos. Echamos el aceite en una sauté o sartén que ponemos a fuego medio, agregamos el ajo y la cebolla y sofreímos. A continuación, añadimos las hojas de tomillo y cocinamos hasta que los ingredientes queden suaves y empiecen a tomar color.
Agregamos los hígados de pollo y la nuez moscada, salpimentamos y cocinamos durante unos minutos, hasta que los hígados adquieran un tono marrón en el exterior y tengan un color rosa en el centro, sin hacerlos en exceso.
Agregamos el brandy a la sartén y cocinamos unos minutos hasta que el alcohol se evapore. Lo mejor es flambearlo, si te animas a hacerlo.
Echamos todo en el cazo de un procesador de alimentos o licuadora y batimos hasta que quede suave. Notaremos que el color cambia de inmediato. Lo probamos y rectificamos de sal y pimienta, si es necesario. Tenemos que tener en cuenta que, al enfriarse, el sabor se hará más suave.
Cortamos la mantequilla restante en trozos, la agregamos al vaso del procesador o licuadora y batimos nuevamente hasta que quede una mezcla suave, sedosa y comience a brillar. La probamos de nuevo y salpimentamos nuevamente, hasta que tenga el sabor que deseemos, batiendo unos minutos más.
Elegimos donde queremos servir el pâté, puede ser en tarrinas individuales o en un tazón o bol grande. Vertemos la mezcla en los recipientes elegidos y los guardamos en la nevera hasta que se enfríe y endurezca.
Ponemos el cazo, con el suero de mantequilla, a fuego medio y agregamos unas hojas de orégano, cuando las hojas se vuelvan crujientes quitamos la sartén del fuego. Esto hará que el suero de mantequilla adquiera el aroma y sabor del orégano.
Sacamos el paté de la nevera, colocamos las hojas de orégano cocinadas previamente en la parte superior del paté frío y, a continuación, vertemos la mantequilla clarificada hasta que cubra el paté y las hojas de orégano.
Volvemos a colocar los recipientes en el frigorífico, la mantequilla se volverá dura y opaca, actuando como un sello de manera que nuestro paté podrá durar semanas en la nevera.
Lo mejor es hacer el paté con una semana de anticipación y mantenerlo en la nevera hasta que sea necesario. Me gusta servirlo con tostadas y acompañarlo con una copa de vino.
Este entrante, elaborado con ingredientes baratos, se convierte en todo un lujo con el que sorprender a nuestros invitados con su suavidad, frescura e increíble sabor.
Este paté de hígado de pollo, cebollas dulces, tomillo y orégano puede convertirse en un estupendo regalo para nuestros seres queridos en estas fiestas.
Bon appétit!