Una buena salsa puede convertir una comida sencilla en memorable. Yo soy muy fan de los hummus: los uso para untar pero también para acompañar una simple pechuga de pollo a la plancha y oye, que le da un toque. Lo mismo me pasa con el pesto.
El pesto es una salsa típica italiana a base de albahaca, piñones, queso, ajo y aceite. Tiene un característico color verde aunque también se puede sustituir la albahaca por tomates secos y tenemos un pesto rosso.
Dado que mi planta de albahaca ha decidido abandonarnos, vamos a hacer un pesto menos tradicional pero igual de rico: Pesto de rúcula y nueces.
La elaboración del pesto es muy fácil: sólo tenemos que meter todos los ingredientes en el vaso de la batidora, e ir batiendo poco a poco hasta conseguir la textura adecuada: homogénea pero sin llegar a estar totalmente triturada.
Para probar el pesto y ya que estamos en época de Pascua, he decidido hacer unos nidos de pasta. Evidentemente, puedes usar la pasta que más te guste. Yo también suelo utilizar el pesto para aliñar ensaladas o coronar una tosta.
Nidos de Pesto de Rúcula y nueces.
Preparamos la pasta al dente y le echamos nuestra salsa. Yo le añadí tomates y bolitas de mozzarella {para que fueran los huevos de nuestro nido :) }. Puedes incorporar alguna verdura más al plato o tiritas de pollo, gambas... La base la tienes y ya la imaginación hace el resto.
Esta salsa se adapta muy bien a lo que tengas en la despensa: solo necesitas un verdura de hoja verde y un fruto seco. Ambos combinan a la perfección y son sanísimos.
Si te sobra salsa, puedes guardarla algunos días en la nevera, solo échale un poco más de aceite para que no se oxide.
Aunque el resto del mundo esté de vacaciones, esta semana seguiré por aquí con alguna recetilla. No te despistes y si estas de vacaciones DISFRUTA!