Ingredientes:
1 atado de rúcula
1 puñado de almendras tostadas sin piel
3-4 cucharadas de parmesano rallado
1 diente de ajo
3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Preparación del pesto de rúcula:
El pesto original se elabora con hojas de albahaca y piñones, pero como comentaba, prácticamente todas las recetas permiten variaciones a nuestro gusto. En este caso, cambié la albahaca por rúcula porque se me iba a echar a perder, y también cambié los piñones por almendra porque es lo que tenía en casa en ese momento. Podéis ponerle nueces, avellanas o cualquier otro fruto seco que os guste o que tengáis en casa (con pistacho queda delicioso).En el vaso de la batidora ponemos la rúcula lavada, un diente de ajo pelado y troceado, las almendras, el aceite y el parmesano rallado. Como veis no le añado sal, porque con la cantidad de sal que lleva el parmesano es suficiente, además, si optamos por un fruto seco que ya lleve sal tampoco es necesario añadirle más. De todas maneras, puedes añadirle al gusto si así lo prefieres. A continuación, trituramos bien todos los ingredientes hasta obtener una salsa de textura ligeramente cremosa.
Nota: si quieres que la salsa te quede todavía más cremosa, prueba a añadirle una cucharada de queso en crema (tipo queso de untar).
Hervimos la pasta que más nos guste, la escurrimos y la mezclamos con la cantidad de salsa que queramos. Podemos utilizar pasta sin gluten y de la variedad que más nos guste.
Para finalizar, en mi caso opté por saltear unos tomates cherry y añadirlos a la pasta, pero podéis utilizar los tomates al natural o tomates deshidratados. También podemos saltear unas gambas o langostinos y añadirlos al final, o dorar unas láminas de ajo y guindilla para darle un toque más picante. ¡Las combinaciones son infinitas!