Pero ¡¡que no cunda el pánico!! Si las autoridades pertinentes son favorables, creo que ya no tendré que hacer más exámenes en una temporadita... Cosa que no sólo me congratula, sino me alivia sobremanera... Reconozco que he llegado a pensar que sería superior a mi capacidad cerebral, cada cosa tiene su edad, y cuando una está ahí, al filo de los cuarenta (música de peli de miedo, chan-chan chan-chan chan-chan), estudiar no es algo demasiado viable.
Lo que éramos y en lo que nos hemos convertido, como se estropean las neuronas con los años... No es por presumir (bueno, sí, un poco), pero si yo era una niña de notables y sobresalientes, una de esas chaponcillas asquerosas (con gafas y todo), de esas que estudiaban el día anterior y sacaban un 9,75 en el examen... Sí, señores, pues en estos meses he sudado tinta china... ¡¡Ains qué mala es la edad!!
Pero bueno, parece que el temporal ha pasado y ya me puedo dedicar en alma, más que en cuerpo, que el cuerpo lo tengo al servicio de la familia, a esta mi casita virtual, a este rinconcito lleno de amigos en el que tanto me gusta estar...
Así que... ¿estáis listos? Pues que nadie se pierda que nos vamos...
Hoy os dejo esta recetita muy fácil muy fácil, y muy resultona, que a mí me encanta combinar con tostaditas de queso, o con carnes a la plancha. Son unos pimientos confitados, podéis prepararlos con la Thermomix, o en una cazuela de toda la vida. Yo siempre tengo un botito de esto en la nevera, así que con que me traigáis una botellica de vino ya estamos listos para el aperitivo...
Pimientos confitados
Ingredientes:
500 g de pimientos rojos, ya limpios.
250 g de azúcar.
50 ml de vinagre de manzana.
50 ml de agua.
Preparación:
1. Cortamos los pimientos en tiras muy finitas.
2. Ponemos todos los ingredientes en una tartera, o en el vaso de la thermomix.
3. Si lo hacemos en la thermomix, programamos 40 minutos, 100º, giro a la izquierda, velocidad cuchara. Si lo hacemos en nuestra tartera, la ponemos a fuego medio durante unos 40 minutos, removiendo de vez en cuando.
4. Pasado este tiempo, probamos un pimiento, ha de estar blandito. Si es necesario lo cocemos un poquito más.
5. Lo guardamos en un bote hermético, y cuando se enfríe, a la nevera. Aguanta un montón de días, aunque también lo podemos envasar al vacío, como si fuese mermelada.