La mandarina es el tercer gran cítrico después de la naranja y el limón. Llegó tarde. A mediados del siglo XIX. Y la variante o clase que triunfaría para el consumo, la clementina, no llegaría a nuestro país hasta los años veinte del siglo pasado. La clementina se llama así en honor al misionero francés Clement Rodier (1839-1904) que fue quién descubrió las cualidades gustativas de este fruto en el huerto del orfanato de Misserghin, en el norte de Argelia, donde estaba destinado. Rodier dedicó buena parte de su vida al acopio de granos y semillas de especies vegetales de diversos países y continentes. Experimentó con planteles e hizo infinidad de injertos sin saber a ciencia cierta qué buscaba. Hasta que sonó la flauta por causalidad, pues se dice que a los niños del pueblo les gustaba robar unas mandarinas sin pepita de un sector concreto del jardín del hermano Rodier. Cuando probó las mandarinas a Clement también le encantaron. Corría el año 1900 y sin saberlo había creado un híbrido de mandarino excepcional. La sociedad agrícola de Argel le concedió la medalla de oro por su descubrimiento que llamó mandarina clementina en su honor.
En cocina las mandarinas se utilizan en postres, en ensaladas, en sorbetes y en la pastelería en general. Hoy os presentamos una Quesada de Mandarina muy fácil de hacer, porque en este blog hemos tenido cierta debilidad por este fruto. De ahí todas estas recetas que os animamos a hacer: licor de mandarina; mermelada de calabaza, naranja y mandarina, mermelada de mandarina y piña; mermelada de zanahoria y mandarina; pastelitos de mandarina; y un semifrío de mandarina con el que celebramos nuestro primer millón de visitantes.
RECETA
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INGREDIENTES
250 g de queso de untar tipo Philadelphia.
3 huevos.
3 yogures naturales.
75 g de harina.
90 g de azúcar.
2 mandarinas.
Mantequilla para engrasar el molde.
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PREPARACIÓN
Batir los huevos con el queso, los yogures, la harina y el azúcar hasta conseguir una mezcla homogénea. Se puede hacer a mano, con unas varillas o con un robot de cocina.
Añadir el zumo de una de las mandarinas y mezclar bien.
Engrasar un molde redondo con un poco de mantequilla.
Introducir en el horno precalentado a 180º durante 30 minutos aproximadamente.
Dejar enfriar y meter en la nevera.
Decorar con la otra mandarina, separando los gajos y quitándoles la piel.