Las magdalenas son un dulce muy tradicional pero que admite muchísimas variaciones y con unos ingredientes extra, pueden ocupar un lugar especial en las sobremesas navideñas.
Sí, lo sabemos, podríamos haberle llamado cupcakes y lo pensamos, que conste, pero después se nos vino a la mente la abuela intentando pronunciarlo y nos preguntamos, ¿para qué poner a la abuela en un apuro si al final son magdalenas de toda la vida?
¿Qué necesito?
Para las magdalenas (12 unidades aprox.)
2 huevos
135 gr. de yogur natural
200 gr. de harina
160 gr. de azúcar blanco
110 gr. de margarina
1 cdta. de levadura
100 gr. de grosellas
Para el frosting de cava:
250 gr. de queso mascarpone
75 gr. de azúcar glas
2 cdas. de cava (o champán)
¿Cómo lo hago? Lo primero de todo es encender el horno a 180º. En un bol mezclamos el azúcar y la margarina. Añadimos los dos huevos y el yogur y batimos. Tamizamos la harina junto con la levadura e incorporamos a la mezcla anterior hasta obtener una masa homogénea. Por último, lavamos las grosellas, las secamos con cuidado y las añadimos a nuestra masa. Mezclamos con movimientos delicados y envolventes.
A continuación, rellenamos 2/3 de las cápsulas para magdalenas con nuestra masa y horneamos 20 minutos a 180ª. Pinchamos con un palillo para comprobar la cocción y retiramos del horno.
Mientras enfrían nuestras magdalenas vamos a preparar el frosting de cava, o sea la crema con la que cubriremos las magdalenas. Hemos preparado un frosting a base de mascarpone para crear un contraste con la acidez de las grosellas. Batimos el queso mascarpone bien frío junto con el azúcar glas previamente tamizado. Batimos lo justo para que se incorpore completamente el azúcar glas, sin trabajar demasiado la preparación, y por último agregamos el cava y batimos.
Colocamos la crema en una manga pastelera con boquilla rizada y reservamos en el frigorífico hasta el momento de uso. Una vez decoradas las magdalenas con el frosting, deben conservarse en la nevera. ¿Os las vais a perder?