Hoy traigo una receta para los más gourmets, bogavante a la plancha con salsa de mantequilla.
El bogavante es un marisco que hace las delicias de los más exigentes, tiene un potente sabor y será muy común encontrar recetas de bogavante y arroz, a mi madre le sale de vicio (hay que hacerla un poco la pelota para que me prepare un platín cuando vaya a verla ^^).
Puedes encontrarlo desde 10 la pieza más pequeña hasta incluso los 80 las más grandes.
La receta que te traigo hoy es sencilla pero requiere una serie de pasos que nos llevarán un poco de tiempo, puede ser ideal para las fiestas de Navidad que ya se acercan o para una ocasión especiales. Venga que te lo cuento
Tiempo de elaboración
45 minutos
Ingredientes
1 Bogavante (puedes comprarlo vivo o muerto)
Mantequilla
Vino blanco
1 Tomate
1 Cebolla
1 Diente de ajo
Perejil
Elaboración
Lo primero que tienes que hacer es matar al bogavante. Puedes dejarlo en el frigorífico para que se adormezca y termine muriendo o ya cuando lo hiervas. En teoría el bogavante no tiene los sensores del dolor, pero hay bastantes discrepancias al respecto.
Recuerda, para manipular al bogavante cógelo siempre por la cabeza para evitar dañar las patas.
Pon a hervir agua en una olla e introduce el bogavante para cocerlo durante un minuto.
Ten preparado otra olla con agua fría y hielo, para pasados 1 minutos de cocción cambies al bogavante a esta otra olla para romper el proceso de cocción.
Esta cocción del bogavante la realizamos para que sea más sencilla la manipulación posterior y podamos pelarlo mejor.
Seca el bogavante y ponlo encima de una tabla de cortar y te recomiendo que debajo de la misma pongas el papel de la pescadería, ya que el bogavante es un crustáceo que tiene mucha agua.
Elaboración de la salsa de mantequilla
Vamos con la salsa. Coge una tijera de cocina y corta las patitas pequeñas del bogavante.
Pon a calentar en un cazo mantequilla, un par de cucharadas valdrá, y añade un vaso de vino blanco de cocinar, un diente de ajo picado y sal. Añade también las patas pequeñas y déjalo a fuego medio unos 5-10 minutos.
Ahora corta un tomarte en trozos pequeños y pica media cebolla. Añade aceite en una sartén y pocha la cebolla y tomate a fuego lento. Cuando vaya estando añade un poco de vino blanco y perejil.
Lo siguiente será colar la pota para quitar las patitas y el ajo. Abre las patitas y extrae su carne para añadirla de nuevo a la pota. Con apretar un poco saldrá la mayor parte de la carne.
La pota seguirá en el fuego y cuando veas que la mezcla de la sartén está lista, añade un par de cucharadas de la misma a la pota y sigue con ella en el fuego unos 5 minutos más.
Por último pasa el contenido de la pota por la batidora. Prueba la salsa y añade un poco más de sal si fuera necesario.
Bogavante a la plancha
Habíamos cortado las patas pequeñas del bogavante, ahora seguiremos cortando las pinzas grandes y el cuerpo lo cortaremos en dos desde la cabeza a la cola.
Para ello podemos hacerlo con un cuchillo de cocina o bien usar una tijera.
Fíjate en la cabeza que hay como una bolsa, tenemos que quitarla ya que está llena de arena porque es por donde se alimenta y hace labores de filtro.
Antes de pasar las piezas por la sartén, coge las pinzas y dale unos golpes para partir un poco su cáscara, esto ayudará a que se haga mejor.
Coge una sartén grande, cuando esté caliente añade el aceite.
Con el aceite bien caliente añadimos las pinzas y por la parte de la carne el cuerpo del bogavante. De esta forma lograremos que se “fije” la carne a la cáscara.
Dejamos que se frían las piezas durante un par de minutos. Escucha cómo se fríe, es un espectáculo.
Ahora dale la vuelta, añade un poco de sal y tenlo otros dos minutos.
Ya estamos listos para emplatar.
Emplatamos el bogavante
Saca las piezas de la sartén y ponlas en un plato grande con la parte de la carne hacia arriba.
Coge la salsa espectacular que has preparado y baña todas las piezas. El resto de la salsa tenla a mano para ir añadiendo más con una cucharilla a medida que vayas comiendo el bogavante. También podemos aprovechar la salsa sobrante para añadírsela a un poco de arroz blanco que hubiéramos preparado.