Los ingredientes pueden variar en función de tus preferencias y de lo que encuentres en el mercado a mejor precio. Aquí tienes una idea:
4 calabacines blancos
1 cebolla mediana
1 pimiento verde
1 diente de ajo
40 g de queso rallado
150 ml de leche
2 cucharadas de harina
1 cucharadita de cominos molidos
Pimienta negra molida
Sal
2 cucharadas de aceite de oliva Cortamos los calabacines por la mitad a lo largo. Ponemos a calentar una cacerola con abundante agua y sal. Cuando empiece a hervir el agua cocemos los calabacines durante 15 minutos, hasta que la pulpa esté tierna.
Sacamos los calabacines y los escurrimos. Con la ayuda de una cuchara extraemos la pulpa, con cuidado de no romper las cáscaras. Pelamos el diente de ajo y la cebolla. Cortamos las verduras en trozos pequeños. Ponemos a calentar un poco de aceite y doramos el ajo, la cebolla y el pimiento.
Cuando las verduras estén tiernas añadimos la pulpa de los calabacines cortada en trozos. Removemos bien y sazonamos con pimienta, sal y el comino molido.
Espolvoreamos la harina y la cocinamos removiendo un minuto o algo más. Añadimos la leche y removemos mientras el relleno espesa y se convierte en una masa parecida a la de las croquetas. Ponemos a calentar el horno a 180º C.
Rellenamos las cáscaras de los calabacines, Las colocamos en una bandeja de horno y ponemos un poco de queso por encima de cada uno. Horneamos el tiempo necesario para que el queso se funda y esté al punto que más te guste.
Sacamos los calabacines y los servimos enseguida, mientras aún están calientes. Si quieres puedes tenerlos preparados con antelación y darles el golpe de horno en el último momento, guardados en la nevera si los vas a cocinar en un par de días o congelados para cuando te apetezca un plato genial a un precio estupendo.