Tenemos que viajar hasta la Antigua Roma, con las llamadas fiestas Saturnales, las cuales, estaban organizadas como un tributo al Dios Saturno, o Urano en la mitología griega.
Estas celebraciones se llevaban a cabo tras el solsticio de invierno, alargándose hasta febrero. En el transcurso de estas fiestas, incluso los esclavos eran liberados para que festejaran con su familia y amigos, esta fecha tan señalada.
Siempre dados a los excesos y el hedonismo, los romanos copaban sus meses de suculentos y abundantes manjares.
Probablemente, el origen del roscón de reyes, tenga que ver con una especie de torta, con miel, dátiles y frutos secos, que preparaban para las fiestas Saturnales.
En el siglo III, ya empezaba a configurarse el tradicional roscón de reyes, introduciendo un haba en el interior de esta torta, como símbolo de prosperidad y fertilidad.
Caído el Imperio Romano, y habiéndose extendido el cristianismo como dogma de fe hegemónico, muchas festividades fueron reconvertidas, con el objeto de familiarizar al pueblo con el nuevo dogma.
La torta de los saturnales perduró hasta nuestros días, siendo muy fuerte el arraigo a esta tradición en toda Europa.
La introducción del roscón en España, se la tenemos que agradecer a Felipe V, que se trae esta costumbre de Francia y la instaura en todo el territorio, con un rotundo éxito.
En nuestro país vecino, lo habitual era encontrar, además de un haba, una moneda, algo que nosotros reconvertimos en una figura de porcelana.
Desde entonces, este dulce asociado a la época navideña se ha convertido en un acontecimiento especial, siendo imprescindible en cualquier víspera de reyes.
Cómo hacer roscón de reyes en Thermomix
Preparar un roscón de reyes no es una tarea sencilla, no os voy a engañar, aunque con la ayuda de nuestra fiel e inestimable Thermomix nos resultará mucho más sencillo.
Lo más llamativo de esta masa es que requiere de 3 leudados, que deben respetarse religiosamente.
Estos pasos son innegociables, y de ellos depende el triunfo de nuestra receta.
Es un proceso largo y algo laborioso, pero el resultado bien merece la pena, más si tenemos en cuenta el precio estratosférico que alcanzan los roscones de calidad en el mercado.
Lo que vamos a preparar hoy, poco o nada, se parece a los artificiales roscones que inundan los estantes de los supermercados. Productos de primera calidad y elaboración artesanal.
Ingredientes:
Harina de fuerza (prefermento) 90 g.
Leche entera (prefermento) 50 g.
Levadura fresca (prefermento) 5 g.
Azúcar blanquilla (azúcar aromatizado) 150 g.
Piel de 2 naranjas (azúcar aromatizado)
Piel de 1 limón (azúcar aromatizado)
Leche entera (leche infusionada) 100 g.
Canela en rama de Ceilán (leche infusionada) 1 unidad
Azúcar aromatizado (masa)
Leche infusionada (masa)
Prefermento (masa)
Mantequilla (masa) 60 g .
Huevos M (masa) 2 unidades
Levadura fresca (masa) 15 g.
Harina de fuerza (masa) 340 g.
Aroma de azahar (masa) 30 g.
Pizca de sal (masa)
Huevo batido (decoración) 1 unidad
Azúcar perlado (decoración)
Almendras laminadas (decoración)
Fruta escarchada (decoración)
Elaboración:
El primer paso, como ya habréis sospechado, es el prefermento. ¿Qué es esto? Os estaréis preguntando muchos. Pues bien, el prefermento es una pequeña cantidad de masa, que se hace con agua, harina y una pizca de levadura. Este proceso es muy importante, y debe prepararse con 12 horas de antelación, si queremos un resultado óptimo. Las enzimas presentes en la harina se encargan de surtir de alimento a la levadura, lo que la empuja a gasificar y levantar la masa, mejorando sus cualidades organolépticas.
Diluiremos la levadura en la leche templada, programando 2 minutos, a 37º de temperatura, y a una velocidad de 2. Posteriormente, añadiremos la harina tamizada y amasaremos durante 1 minuto a velocidad espiga. Formaremos una bola, y la pondremos en cuenco correctamente engrasado y tapado con un paño húmedo o papel film transparente. Debe permanecer en un lugar cálido entre 12 horas y 24 horas, tiempo suficiente para que las enzimas hagan su trabajo. Apenas crece, ya que la cantidad de levadura es ínfima.
Para aromatizar nuestro azúcar, emplearemos la piel de una naranja y la mitad de la piel de un limón, puesto que el resto irá para infusionar la leche posteriormente. Pondremos en el vaso perfectamente seco y limpio el azúcar, que lo convertiremos en azúcar glas, pulverizándolo 30 segundos a velocidad 5-10. Añadiremos la piel de la naranja y la del limón, habiéndonos cerciorado de que no llevan parte del albedo, es decir, la parte blanca, que tiene un sabor amargo. Trituraremos 15 segundos a velocidad 10. Reservaremos.
Ahora llega el momento de infusionar la leche. Echaremos la leche, el resto de las pieles, la rama de canela y programaremos 5 minutos a 90º, velocidad cuchara y giro a la izquierda. Dejaremos atemperar y reservaremos aparte. Lo ideal sería ponerlo en bol y cubrirlo, cuando todavía esté caliente, con papel film, lo que permitirá que los aromas y sabores permeen mejor en la leche.
Nos pondremos manos a la masa, poniendo en el vaso el azúcar glas que habíamos realizado anteriormente, seguido de la leche infusionada y el prefermento. A continuación, agrega todos los ingredientes de la masa, que deben estar a temperatura ambiente. Programaremos 30 segundos a velocidad 6, lo que dará lugar a una masa muy húmeda. Amasaremos 3 minutos a velocidad espiga. Dejaremos fermentar en el mismo vaso al menos 2 horas, en función de la temperatura ambiente, que debe oscilar entre 20º y 40º.
Pasado el tiempo, retiraremos la masa del vaso y pondremos un poco de harina sobre la encimera para trabajarla. Formaremos con ella una bola y la desgasificaremos. Si ves que la masa aún permanece un poco húmeda, puedes engrasarte las manos con aceite de oliva para manipularla sin que esta se pegue a tus manos. Amasaremos ligeramente hasta que veamos que queda lisa y elástica. La taparemos con un paño de algodón limpio y húmedo durante 30 minutos. Esto es muy importante para evitar que reseque la superficie.
Finalmente, daremos forma al roscón. Introduciremos los dedos en el centro de la bola e iremos abriendo poco a poco la masa, dejando el agujero en el centro. A priori puede parecer pequeña, pero es una masa muy aireada que crece mucho en el horno. Colocaremos la masa sobre una bandeja universal para horno, siendo conveniente que debajo pongamos papel sulfurizado o un silpat. Volveremos a taparla con un paño húmedo durante al menos 2 horas, tratando de que este no ejerza demasiada presión sobre la masa.
Cuando hayan transcurrido las dos horas, precalentaremos el horno a 200º, con calor arriba y abajo, sin aire. Pincelaremos con huevo la superficie, y decoraremos al gusto. Como sugerencia, os he propuesto la típica almendra fileteada y la fruta escarchada, pero podéis usar lo que más os guste o tengáis a mano. Hornearemos durante 15 - 20 minutos, y vigilaremos bien que la parte externa no se dore demasiado. Si esto ocurriera, podríamos cubrirla con un trozo de papel de aluminio o bajar ligeramente la temperatura.
Lo sacaremos del horno y dejaremos que se enfríe sobre la rejilla. Es preferible consumirlo en los dos días posteriores a su preparación, aun así, es una masa que tolera bastante bien la congelación. ¡Qué aproveche!
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