INGREDIENTES PARA LA MASA:
Un kilo de harina de repostería
Un vaso (de los de toda la vida, de unos 250 ml aproximadamente) de aceite de oliva virgen extra
Un vaso de zumo de naranja
Un vaso de azúcar blanca
6 huevos
2 sobres de levadura química
La ralladura de un limón y de una naranja
Una cucharadita de canela
Una copita de anís.
PAEA FREÍR:
Aceite de oliva virgen extra
Para rebozar
Azúcar blanca y canela
ELABORACIÓN:
En un bol grande ponemos el aceite, el zumo de naranja (recién exprimido) y el azúcar.
Batimos los huevos como si fuésemos a hacer tortilla y también los añadimos al aceite, el zumo y el azúcar.
Agregamos las ralladuras de limón y naranja, el anís y la canela, mezclamos bien.
A continuación añadimos los dos sobres de levadura y tres cuartas partes de la harina y mezclamos.
Después el resto de la harina, la incorporamos poco a poco a la mezcla. La consistencia tiene que ser blandita y un poco pegajosa (a duras penas para hacer bolitas con las manos) para que queden unos roscos blanditos y muy esponjosos. Si añadimos más harina para que la mezcla sea menos pegajosa los podremos manipular mejor peor el interior del rosco quedará más compacto y menos esponjoso y tardarán menos tiempo en ponerse duros. Es posible que al preparar la masa necesitéis algo menos del kilo de harina o añadir un poco más.
Dejamos reposar como mínimo una hora (aunque lo ideal son dos) la masa en un lugar cálido de la cocina.
Ponemos una sartén amplia y con fondo al fuego y ponemos a calentar una cantidad generosa de aceite de oliva.
7. Cuando el aceite esté medianamente caliente (si quema mucho los roscos se pondrán por fuera de momento y por dentro se quedarán crudos) vamos añadiendo roscos. Los haremos sobre la marcha para ponerlos en el aceite, ya que la masa es muy blandita y no se pueden preparar y dejar sobre una bandeja para irlos pasando por la sartén. Para hacer los roscos hacemos bolitas con la masa y con el dedo les hacemos un agujero en el centro.
Si se pega mucho en las manos os podéis poner un poquito de aceite.
Freimos por ambos lados a fuego medio y cuando los roscos estén doraditos sacamos de la sartén y dejamos sobre una bandeja con papel de cocina para que escurra el aceite e inmediatamente pasamos por azúcar y canela. Debe de ser con los roscos calientes, porque si se enfrían el azúcar no se les pegará.
Fuente:
Los dulces secretos de Cuca.