En casa las devoramos en poco tiempo, porque la mano de mi madre para la masa es como la mano de Dios y no hay nada que le salga mal, por eso comparto con vosotros su receta infalible. Y cuando las hagáis, dadme las gracias, porque hice una labor de investigación incalculable con las cantidades de los ingredientes (ya sabéis cómo son estas madres, que lo hacen todo a ojo y nunca se equivocan).
Ingredientes:
500gr de harina
140ml de nata (crema de leche) para cocinar
4 huevos
30gr de azúcar
1 chorro generoso de anís
50gr de mantequilla sin sal
1 sobre de levadura química
**Nota: si no os gusta el anis, podéis cambiarlo por alguna esencia o concentrado.
Preparación:
Súpersencillo: ponemos todo en un bol y amasamos hasta que la masa esté flexible, suelta y no pegajosa, durante unos 10 minutos más o menos. Cuando tengamos la masa lista, la estiramos en la mesa, con las manos, dejándola con entre 3cm y 5cm de grosor (al gusto), y vamos cortando tiras no muy largas que posteriormente uniremos haciendo la forma de rosquilla. Una vez las tengamos hechas, las freímos en abundante aceite, las pasamos a un plato con papel absorbente para que quite el exceso de aceite y las espolvoreamos con azúcar.
Podéis hacerlas de mil formas: espolvoreando azúcar, una mezcla de azúcar y canela, almíbar, glaseado de naranja/limón/fresa, chocolate fundido... Vale cualquier cosa, así que esta receta os sirve para cualquier ocasión